El vacío creativo del Madrid
Las Champions no se ganan en octubre, bien lo sabe el Madrid, pero se exige una mínima dignidad competitiva. Al conjunto blanco le faltó de todo en Lille y le sobró el ejercicio de impotencia que simbolizó su cuenta de feas entradas del final. Pasó por Francia como un equipo sin plan, pesaroso y quebradizo, que solo sacó algo de alma cuando el partido agonizaba. Esta vez la épica no tapó sus desmanes anteriores. El principal, su vacío creativo. Se ha empeñado Ancelotti en pregonar que al Madrid le va el rock, pero necesita también otros registros que ha perdido irremediablemente sin Kroos. Con los cuatro centrocampistas que apuntan a titulares en los partidos de tronío (Valverde, Tchouameni, Camavinga y Bellingham) se desempeñó con más pena que gracia. Su circulación fue lenta, previsible y desganada. Un niño como Bouaddi le mostró cómo se juega a esto, dando carrete a Zhegrova y David, los grandes peligros del Lille.
En el Madrid no hubo un atisbo de fluidez y no encontró a Vinicius. Si el brasileño se cae, su equipo merodea la nada. Tchouameni actuó mejor como central que de mediocentro, Camavinga volvió fuera de tono y a Valverde se le requiere más en el medio que por la derecha. Esta vez ni Bellingham asumió el compromiso de dirigir el juego. Y Mendy tocó muchas más veces el balón de lo que debería al no contar ya con la protección de Kroos en ese sector. El Madrid no crea y no funciona porque tampoco hay una estrategia táctica y dinámica que le permita manejar la posesión con mayor criterio y verticalidad. Hasta que Modric y Güler no entraron, dos futbolistas a los que nadie puede discutir su gran pie, no sometió a un Lille que supo jugar y sufrir a partes iguales. Las señales de urgencia que emite el Madrid son más que visibles. Sin centro del campo no hay nada.
La renuncia de Vinicius
En cada acción defensiva, el brasileño dimite. Las dos ocasiones que fabricó Zhegrova, incluida la oportunidad en la que Lunin intervino con una doble parada prodigiosa, vinieron de la irresponsabilidad de Vinicius, que se desentendió completamente de las jugadas.