En Vallecas, quien manda es el Rayo


La resistencia vallecana empieza por él. No podía ser de otra manera. Lo lleva en el apellido. Augusto siempre da Batalla. Para balones e incluso el tiempo si hace falta. Ha ido ganando galones con sus paradones y regates, pero también con su gran carisma. Lo mismo espolea a sus compañeros que a la grada. En plena tormenta, durante la racha de seis jornadas sin ganar, anunció que pronto saldría el sol. Así fue. El arquero se creció contra el Real Madrid y salvó a los franjirrojos de los tiros de Güler, Vinicius, Bellingham, Valverde... Él era el chaleco antibalas. El muro. Los cimientos de un nuevo empate con los blancos, a los que Vallecas se les hace bola. No ganan en el barrio desde 2022.
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Pero Batalla fue el primer eslabón de un engranaje perfecto, con Lejeune y Mendy seguros y contundentes y con Ratiu y Chavarría chispeantes. El Rayo consigue que los gigantes parezcan pequeños, que los galácticos se vuelvan terrestres y que el líder siga sin despertar de la pesadilla de Anfield. Mientras, los franjirrojos continúan saboreando los caramelos de la Conference y la Liga. Desgañitándose desde la grada hasta las terrazas de Teniente Muñoz Díaz. Puntazo de oro y portería a cero para irse al parón con una enorme sonrisa y con la convicción de que la familia está fuerte y, sobre todo, unida. Porque si el Madrid es quien manda en la capital, el Rayo es quien lo hace en Vallecas.
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