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El nuevo bache del Madrid

El Real Madrid de baloncesto ya ha logrado voltear la tendencia con más victorias que tropiezos, un dato que no es nada baladí cuando en el arranque de la temporada llegó a estar con balances de tres derrotas en los cuatro partidos iniciales o con cinco resbalones en los ocho primeros. El punto de inflexión fue el choque de la Euroliga ante el Panathinaikos, un rival duro, durísimo, el actual campeón continental, como bien sabe el equipo blanco, porque lo sufrió en la final en sus propias carnes. Aquel Madrid del pasado curso era un poco diferente al actual, un Madrid excepcional que tuvo una andadura de récord en la liga regular europea, aunque por debajo de él se respiraba una gran igualdad. En esta campaña, los de Chus Mateo se han bajado a ese otro escalón más humano. El balance, como decíamos, es ahora favorable: 7 victorias en 13 encuentros. Vale, no es para tirar cohetes, pero marca una mejoría.

Sólo falta ganar fuera de casa. Tal cual. Esta misma progresión es catastrófica si nos atenemos a los duelos como visitante, con cinco derrotas en cinco partidos: Coruña, Múnich, Bilbao, Baskonia y Olympiacos. Dos en la ACB y tres en Europa. Mientras se continúa engranando el equipo y mientras llega algún refuerzo imprescindible para avanzar, este es el nuevo bache que hay que superar. El Palacio es infranqueable, con pleno de seis victorias, pero falta abrir el grifo a domicilio.

Este jueves puede ser un buen día para invertir la racha frente al Maccabi, si bien es el escenario más engañoso porque el choque no se disputa en Tel Aviv, sino en Belgrado por aquello de la agresión bélica a Palestina. Números al margen, donde hay que incidir es en las causas que han llevado a esta situación. La necesidad de funcionar como equipo, de reforzar la plantilla y de asumir, como ya se ha asumido, que este Madrid debe ponerse el traje de faena en cada partido, porque ya no intimida como antes.

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