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El Movistar creció en la adversidad

La última vez que se disputó el Tour de Langkawi, en febrero de 2020, sólo participó un equipo del World Tour: el NTT. La lejana Malasia nunca había sido un destino asiduo para las grandes escuadras. Esta temporada, reubicado en octubre, la cosa ha cambiado mucho, porque se han apuntado hasta seis equipos de la máxima categoría, que compiten este martes al día 18. La razón es que cinco de ellos andaban amenazados por el descenso hasta hace poco, por lo que retocaron sus calendarios y desdoblaron grupos para buscar puntos en múltiples escenarios. Langkawi cierra el curso ciclista, así que era la última posibilidad de permanencia. Una de esas formaciones es el Movistar, que en agosto se vio con el agua al cuello y montó una estrategia que no sólo ha supuesto su salvación, sino que ha dado brillo a su campaña. Los telefónicos han saltado de la 18ª a la 12ª plaza, con victorias diversas de Lazkano, Pedrero, Serrano, Aranburu, Kanter, Enric Mas y García Cortina, además de los prestigiosos podios del propio Mas en La Vuelta y Lombardía, y de los buenos puestos de Valverde.

El Movistar Team ha ofrecido una imagen notable en estos últimos dos meses, que se multiplicó en las clásicas italianas. Su óptimo rendimiento es motivo de reflexión y aprendizaje para el cuerpo técnico. Es verdad que su líder Mas pasó de sufrir inoportunas caídas y de bloquearse mentalmente, a volver a disfrutar con la competición. Pero no fue el único cambio que condujo al lucimiento. Cada ciclista se ha sentido motivado con la responsabilidad de tener que ganar. Se han visto con galones y han respondido ante la adversidad. La cultura del Movistar siempre fue de grandes vueltas, y ha dado alegrías al respecto, pero aquí han descubierto y han demostrado que hay otros mundos en los que también son competitivos. El ciclismo español necesita a su equipo referente al más alto nivel.