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El motociclismo riega el futuro

Jorge Martínez ‘Aspar’ decía hace unos días, durante una visita a la redacción de AS, que “España es la primera potencia mundial de motociclismo”. Disculpen que me repita, pero el GP de la Comunidad Valenciana, su tierra, volvió a verificar lo que tantas veces hemos vivido. Cheste fue una fiesta. Y España copó las tres victorias en liza con Izan Guevara, que redondeó su dominio en Moto3 con siete triunfos; con Pedro Acosta, que lanza un mensaje para el próximo curso en Moto2, y Álex Rins, que despide a Suzuki del Mundial desde lo más alto. Ha sido el segundo triplete de la temporada, para poner la guinda a un 2022 que no se pudo completar con el título de MotoGP, que viaja a Italia, otro país clásico, 13 años después de Valentino Rossi de la mano de Francesco Bagnaia. Pero sí se cerró con los otros dos campeonatos, los que marcan el futuro, con Izan Guevara en Moto3 y con Augusto Fernández en Moto2. Dos mallorquines, por cierto. Paisanos de Jorge Lorenzo y de Joan Mir. Una isla de campeones.

Augusto se convirtió este domingo en Valencia en el 24º campeón del mundo español, tras conquistar el 57º título de la historia, una lista que abrió Ángel Nieto allá por 1969 y que no para de crecer. La última vez que el motociclismo español acabó en blanco fue en 2008, hace 14 años, y la anterior en 2002, hace 20. Ha faltado, eso sí, la puntilla en MotoGP, la categoría reina. No hay que engañarse. Ni siquiera ha habido un piloto entre los primeros, porque Aleix Espargaró se cayó el último día del podio. Al menos queda el consuelo de que se está regando el futuro. A partir de este mismo martes, con los test de Cheste, arrancará la operación reconquista. Con la vieja guardia liderada por Marc Márquez. Con la no tan vieja que representa Joan Mir, que estrenará su Honda. O bien más adelante, cuando eclosionen los nuevos campeones. Apunten dos nombres: Guevara y Acosta, ya coronados a sus 18 años. Los pequeños de hoy son los grandes de mañana.