El monumental reto de Pogacar
Hoy se celebra el primer Monumento de la temporada, la Milán-San Remo, también conocido como La Primavera, porque abre uno de los periodos estacionales más fascinantes del calendario, en el que se concentran las principales clásicas. San Remo es el Monumento menos atractivo, porque ofrece pocas alternativas de resolución en sus interminables 300 kilómetros, al margen del explosivo Poggio. Pero La Classicissima sí concentra el sabor añejo del ciclismo, la tradición centenaria, la presencia de los más grandes en su palmarés… Por eso los más ilustres quieren correrla. Y ganarla. Eso incluye al número uno actual: Tadej Pogacar. El líder del WorldTour hará su tercera intentona en San Remo, donde ni siquiera ha subido al podio, ha sido quinto y cuarto, aunque las dos veces anduvo cerca del objetivo. En 2022 no se atrevió a seguir el temerario ataque de Matej Mohoric en el último descenso. Ni él, ni nadie. Y en 2023, tras abrir las hostilidades en la última cota, topó con un sublime Van der Poel, que debuta esta campaña para defender su título de entonces.
El esloveno, que disputa su segunda carrera del año, viene de exhibirse en la Strade Bianche, donde se pegó una sobrada de 80 kilómetros en solitario, pero la San Remo es diferente, aquí los ataques lejanos no suelen servir de mucho, porque el terreno es más permisivo para el control y la caza. El Poggio suele ser el punto decisivo, hacia arriba o hacia abajo. Salvo que Pogi se invente algo nuevo. El jefe del UAE Team ya tiene tres Monumentos en su historial: Lieja, Flandes y Lombardía, este último tres veces. En el pelotón actual es el mejor perfil para completar los cinco, algo que sólo han conseguido Merckx, De Vlaeminck y Van Looy. La Classicissima es la siguiente estación. Antes de plantearse, en un futuro, el más difícil todavía: Roubaix. Si alguien puede, es Pogacar.