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El Madrid ya no manda

El sexto Clásico de la temporada de baloncesto se tiñó el domingo de azulgrana, aunque el balance sigue siendo blanco: 4-2. Las dos tendencias generan conclusiones más allá del puro dato. Por un lado, el Barça ha mejorado notablemente en los duelos contra su eterno rival en los últimos meses. Es más, si nos atenemos a los partidos jugados en 2024, la balanza se decanta de su lado: 1-2. Tiene su lógica. El equipo de Roger Grimau, que perdió sus tres primeros choques ante el Madrid, necesitaba un tiempo de acoplamiento tras la reestructuración que sufrió en verano. A eso hay que añadir el factor Ricky Rubio, que ya va cogiendo el tono. Con él en cancha, el Barcelona sacó 21 puntos de ventaja.

Por el lado del Real Madrid, la derrota produce el efecto contrario. Después de dominar con solidez la primera parte del curso, de terminar líder de la Euroliga por aplastamiento, ha entrado en un bache que no sabemos si será reincidente y sin retorno, producto de un bajón físico, o simplemente la relajación que a veces provoca el éxito, incluso inconsciente. Las duras batallas de los playoffs, las que conducen a los grandes títulos, aclararán ante qué supuesto se encuentran los de Chus Mateo. Pero antes de que llegue esa prueba del algodón, lo que describe la situación actual es que el Madrid no tiene la frescura de semanas anteriores. Ha perdido tres partidos consecutivos, algo que no había pasado en toda la campaña, y como consecuencia ha cedido el liderato de la Liga ACB después de 27 jornadas al frente. Aunque aquí también sería muy injusto no otorgarle su mérito, enorme, al Unicaja de Málaga, que ha ganado 22 de sus últimos 24 partidos ligueros. El equipo de Ibon Navarro ha sabido reponerse al palo de su Copa del Rey. Y no sólo aguanta el pulso ante los dos gigantes españoles, sino que hoy los divisa desde arriba.

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