El Madrid y Mastantuono, un defecto de imagen
No se puede decir que el Madrid acabase mejor de lo que entró al partido. Sacó el producto mínimo viable, pero el final le deja en mal lugar. El argentino pasó de puntillas.


El Madrid tenía que atacar, y mucho. De esa premisa nació el once diferente que alineó Xabi Alonso en su estreno en la Copa. Juntar a Mastantuono, Gonzalo, Endrick y Mbappé, el símbolo de que el técnico blanco no se fiaba del todo y de que el delantero también pretende ser un depredador de los récords individuales, obedecía al tipo de partido que iba a afrontar. Un Talavera hundido, solidario y honesto, defendiendo más por número que por concepto, contra un Madrid dado a atascarse ante este tipo de bloques cerrados. Por eso Xabi amplió su artillería ofensiva como remedio rudimentario.
Esa alineación tan ofensiva, con Güler y Ceballos en la manija, sirvió al Madrid para llenar el área del Talavera y lograr que pasaran situaciones de peligro con cierta asiduidad. La distancia competitiva que separa a ambos equipos predispuso también ese contexto. Mbappé y Endrick atacaron bien en las rupturas, los laterales ofrecieron profundidad y Gonzalo se dejó ver en los metros finales.
El que apenas intervino, o lo hizo fríamente, fue Mastantuono, en el limbo después de la lesión. El argentino es un caso paradigmático de la confusión futbolística que reina en el Madrid. Xabi Alonso le dio un espacio importante en los primeros partidos que su nivel, tal vez, no mereció, pero tampoco se terminaba de explicar su desaparición de combate. Talavera dio alguna pista sobre ello. Ese aire melancólico con el que jugó no corresponde a algunas de las sensaciones (discontinuas, eso sí) que transmitió en el inicio.
AS responde
Las señales son cada día más claras. Futbol muy pobre, desorden, malas caras, señalamientos, ruido institucional y sufrimiento agónico: el típico año que el Madrid acaba ganando la Champions.

Hola, Iñigo. Nada es descartable en el Madrid, más si cabe en torneos cortos como la Champions, pero no parece que vaya a ser su temporada... La diferencia actual con equipos como PSG, Arsenal o Bayern resulta evidente.
En cualquier caso, con y sin Mastantuono, el Madrid estaba obligado a resolver el trámite. Lo hizo de manera burocrática, afeando su ejercicio con el paso de los minutos. Le faltó contundencia de primeras; después, se ablandó en las ideas y su actuación resultó terrorífica en la segunda parte. Hubo suspense en un final agitado con un Madrid pasivo, desubicado y encerrado, incapaz de gestionar la posesión. Un mal más que conocido.
No se puede decir que el Madrid acabase mejor de lo que entró al partido. Todo lo contrario. Sacó el producto mínimo viable, que no era otra cosa que la victoria, pero no mejoró su imagen en ningún término. Esquivar el batacazo debería alargar la estancia de Xabi Alonso, aunque el desenlace del partido no le ayuda para nada.
Opciones al remate

El gol de Manu Farrando en propia puerta, que supuso el 0-2, fue una muestra de que el Madrid cargó el área con gran número de jugadores. De un saque de banda se sirvió Mbappé para generar la jugada en la que había hasta cuatro futbolistas para finalizar.
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