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El Madrid se da la vuelta a sí mismo

A ratos, más de los que debería, el Madrid no pasa por ser un equipo. No es extraño que muestre una versión anticompetitiva por falta de espíritu colectivo, responsabilidad defensiva y coherencia y orden con la pelota. Tan real es esta impresión como lo es su orgullo eterno para no capitular ni cuando todo lo tiene perdido. Ante el Dortmund sacó el amor propio de la Champions para remontarse a sí mismo y acabar por todo lo alto después de firmar un primer tiempo terrible en el que coqueteó con la caricatura. El deseo de cambio de Ancelotti tras el mal partido de Balaídos quedó plasmado en la alineación, con la entrada de Modric y Rodrygo y el banquillazo de Tchouameni y Camavinga. Pero la apuesta por jugadores de un corte más ofensivo se quebró rápidamente por su mala pose defensiva. Ni cuando quiso presionar, con saltos absurdos y una distancia entre líneas salvaje, ni cuando se asentó en un bloque medio-bajo en 1-5-4-1, el Madrid se encontró a gusto. El Dortmund tuvo la capacidad de alargar posesiones y romper a la contra a través de Brandt, los apoyos de Guirassy y la velocidad de Gittens y Malen. Enfrente, el equipo blanco no replegó bien, se hundió cuando no tocaba y desprotegió su área. Y en ataque no resultó mejor la cosa, sin una idea clara y solo creando peligro a partir de la inspiración individual.

La dureza del escenario se transformó cuando el Madrid recuperó la actitud y se desempeñó con una agresividad que desfiguró al Dortmund. Tuvo un colaborador necesario, que no fue otro que Sahin debido a su extrema cautela. Sus sustituciones conservadoras al plantear una línea de cinco atrás finiquitaron la salida del equipo alemán y ofrecieron al Madrid el paisaje que le interesaba. Con el rival tan reculado, los de Ancelotti cargaron el área por tierra y aire, activaron las anticipaciones en campo contrario y mezclaron la amplitud con balones interiores de alta precisión. Modric y Vinicius lideraron la reacción en un ejercicio de fe que se inició en una mejor presión donde el brasileño y Mbappé se emparejaron con los centrales. A partir de una voluntad incontestable, el Madrid desató la tormenta perfecta contra un Dortmund que había dilapidado todos sus argumentos con Sahin como principal culpable. Ahí nadie vence al campeón. Lo que para otros sería un milagro, para el Madrid es el día a día. Aunque si no termina de rectificar sus tantas contrariedades vivirá siempre al borde del alambre. Lo bueno para Ancelotti es que ya sabe que, hasta en esas, puede salir victorioso.

La dimisión defensiva

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De Bellingham a Lucas Vázquez. La jugada del 0-2 del Dortmund dejó en mal lugar al Madrid. También Vinicius quedó señalado por su inhibición en la vigilancia a Ryerson que dio origen a la transición.

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