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El Madrid homenajea al Larguero

Vaya palos

Mira que he visto Clásicos en mi vida. De todos los colores y resultados imaginables. Pero jamás vi al Madrid chutar cuatro veces contra el larguero (tres de Vinicius y uno más de Tchouameni) y otro al poste (Bellingham). En eso ganamos de goleada al Barça, que tuvo antes una de Oriol Romeu (5-1). Me dirán ustedes y con razón que esto es fútbol y puede pasar, pero no es normal que un equipo que jugó con verticalidad, intensidad y compromiso con una grada repleta de gente se haya ido de vacío y encima se venga con tres en la mochila de Courtois. No refleja lo sucedido, no hace justicia al fútbol. Y eso que el Barça avisó primero con el golazo de Dembélé, obra de la pizarra de Xavi. Pero a partir de ahí una sala de máquinas llena de músculo y vigor juvenil (Tchouameni, Camavinga, Valverde y Bellingham) se fue apoderando del juego mientras que Vinicius y Rodrygo iban haciendo de las suyas. Pero el Barça tiene a Ter Stegen y a ese santo protector que anoche le salvó cinco goles en un claro homenaje al Larguero, gran programa radiofónico que fue homenajeado en Texas de forma inesperada. Y encima, Kroos y Modric en el banquillo de inicio. Me gusta que al menos juegue uno de los dos. Sin su sabiduría, cuesta más.

Jugar en Dallas

Los de mi canosa generación recordamos futbolísticamente a Dallas por el triste estreno mundialista de nuestras selección, la de Javier Clemente, ante Corea del Sur en el estadio Cotton Bowl. Nada que ver con el imponente y ultramoderno AT&T en el que se disputó anoche el Clásico. Nuestra España vio como los coreanos neutralizaban un 2-0 (gracias a dos goles del navarro Jon Andoni Goikoetxea), aprovechando la expulsión de Miguel Ángel Nadal (tío de Rafa I de España). Lo inaudito es que los periodistas que estábamos en la tribuna del Cotton Bowl vimos cómo todos los colegas estadounidenses pasaban del partido y se dedicaban a mirar por los monitores una persecución policial a una furgoneta blanca por una autopista. Los ‘plumillas rojigualdos’ nos preguntábamos: “¿Quién va dentro para que les importe tanto?”. Se trataba de OJ Simpson, el afamado jugador de fútbol americano que era perseguido por el asesinato de su exesposa y su amante. En Dallas pasan esas cosas, como vimos en mis tiempos en la serie televisiva del mismo nombre. Mítico JR, malvado entre malvados, así como Bobby (ingenuo y bonachón) y Sue Ellen (afligida y sensual a la vez). Desde 1978 a 1991 acompañaron nuestras tardes infantiles y adolescentes. Yo, lógico, veo al Barça en el bando de JR y al Madrid en el de Bobby. Pero da igual porque en el fútbol la ficción no existe. Y la intensidad no se negocia, aunque a Xavi le dejase en fuera de juego ante los pipiolos de Arteta. La pelota no se mancha, como dijo Maradona en La Bombonera. Diego, ole tú.

No pasa nada

Jugando así, Ancelotti no debe ponerse nervioso. Esto ha sido un accidente que no refleja lo ocurrido. La pelotita así lo quiso. ¡Más madera!