El Madrid encuentra la presión y a Mbappé
Nada se puede dar por seguro con este Madrid viendo los precedentes. La mejoría que protagonizó contra el Girona le fue suficiente para encontrar el alivio, aunque nadie sabe si fue flor de un día. En cualquier caso, bueno le fue el triunfo y las formas del mismo. No encontró grandes reticencias en los de Míchel, gripados en su motor tras una buena comparecencia. El Madrid acunó el partido con paciencia y razón. Hasta la lesión, Bellingham ofreció otro recital, pero la mejor noticia para Ancelotti resultó el comportamiento sin el balón de su equipo. Fue un bloque más corto y abrigado, con ambición de robar, que dejó atrás la presión inconexa de partidos anteriores. Empezó muy mal, pero se corrigió pronto a través de la activación tras pérdida de Bellingham, al que después acompañó el colectivo con un posicionamiento eficaz por dentro y decidido para hacer las coberturas lógicas en todos los frentes. Así se despojó de las malas vibraciones iniciales y llevó al Girona a jugar muy cerca de su área. Ese contexto en un equipo que asume tantos riesgos en la salida provocó que el Madrid recuperara arriba y generara ocasiones de peligro. El gol que prendió la mecha tuvo este origen y sirvió a los de Ancelotti para enmendar desagravios anteriores respecto a su desempeño defensivo con Tchouameni como central. En un atentado contra la meritocracia, aunque la jugada le saliera, el italiano sentó a Asensio, cuyo rendimiento merecía mejor trato. La victoria, en sí, tampoco rebate la injusticia de la decisión.
En paralelo a la progresión sin la pelota, Mbappé también asaltó el gol para curarse las heridas. No fue algo casual, sino que responde a que cada vez sus compañeros le encuentran en más ocasiones. Primero fue Bellingham, después Modric asumió el testigo. Hay que poner muchas cosas en el debe de Mbappé en su inicio en el Madrid, pero hay poco espacio para la crítica en sus movimientos de desmarque. Es un jugador nacido para ello, y es por eso que su entendimiento con figuras como Bellingham o Modric surge naturalmente. Se movió muy bien entre David López y Krejci y se lanzó con entusiasmo hacia el área. A veces definió de aquella manera, pero ese es un asunto que no ha de inquietar en el Madrid en el medio o largo plazo. Seguro que acabará facturando lo que ahora perdona. Mbappé no puede vivir del pasado. Tampoco el Madrid. Partidos como el del Girona le reconcilian consigo mismo y con rutinas que últimamente le cuestan. La de la presión y la del gol de Mbappé.
Empeño en la presión
El Madrid aprieta con vehemencia la salida del Girona, bien escalonado sobre el terreno de juego. Modric se adelanta en la medular, mientras que Valverde condiciona la posible línea de pase sobre Miguel Gutiérrez.