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El Madrid, el huevo o la gallina

Al varapalo del derbi le siguió el mejor escenario posible para la redención. El Madrid se desquitó ante Las Palmas y reanimó su partitura ofensiva, aunque se puede cuestionar si fue por méritos propios o por la plena colaboración de los de García Pimienta. Por momentos fue un asedio de patio de colegio, sin ningún tipo de finura en la definición para regocijo de Álvaro Valles hasta que Brahim y Joselu resolvieron la tarde. Ancelotti persistió en el rombo, con descanso para Bellingham y vuelo para Brahim, que había reclamado un papel más importante. Sin Modric ni Kroos, el Madrid atendió a la profundidad con desmarques de ruptura, sin tanto ataque por las bandas al alinear el técnico a Nacho y Mendy, en un guiño futuro que se puede entender como una declaración de intenciones. No es que tuviera una gran continuidad en el juego, pero le sirvió para atropellar a Las Palmas, un flan en la fase defensiva. Se escenificó esa debilidad en la cantidad de acciones que el Madrid acabó en el área sin convocar, dicho sea de paso, sus mejores virtudes.

Equipo aparente y frágil al mismo tiempo, que asume toda ventura sin importar el rival, a Las Palmas le faltó autoridad para dar una réplica consistente. Demasiado osado fue García Pimienta. Rápidamente perdió el sitio en el campo, se desorientó en las vigilancias y tampoco tuvo inspiración en las posesiones. En la jerga de Xavi, sumó tantos errores impropios de este nivel que es difícil escrutar si la mejoría blanca obedece a cualidades propias o simplemente remiten a la amabilidad del comportamiento rival. El huevo o la gallina. Sobró casi toda la segunda parte pese al regreso de Vinicius. Las Palmas sacó bandera blanca y el Madrid moderó su vocación ofensiva para reservarse su entusiasmo para el partido de Girona. Esa será otra historia. Un líder contra otro que quiere serlo.

Cuatro posibles rematadores

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Lucas Vázquez llega a zona de peligro después de un saque de esquina y tiene a su favor la posibilidad de encontrar a distintos finalizadores. Brahim lo hace bien al esperar en una posición más retrasada y se beneficia de la laxitud en las marcas de Las Palmas.