El Madrid, el Atleti y la leucofobia
Dándole vueltas al antimadridismo sociológico he llegado a una conclusión: el Real Madrid no sólo gana, frustra. La semifinal de la Supercopa fue una oda al fútbol por parte de todos los que la jugaron, blancos y rojiblancos. No he escuchado un solo lamento por parte de los futbolistas del Atlético. Su entrenador, Simeone, también estuvo elegante. Y reconoció lo que vio todo el mundo: que en la prórroga el Real les atropelló. El físico del Madrid es imponente, y eso decantó el partido. Pero al tiempo sé, como sabe todo el mundo, que esa forma que tiene el Madrid de ganar este tipo de eliminatorias causa una profunda decepción en los rivales, y que hay un porcentaje que digiere mal ese chasco y termina con leucofobia, ‘palabro’ que no está en la RAE, pero sí en los gabinetes de psicología y también en el wikicionario.
Decía que el Madrid volvió a ganar, pero no de cualquier manera. Lo hizo con el método de La 14. Y no hay nada que produzca más entusiasmo en el madridismo, que a veces parece que roza lo masoca. El mejor provecho que va a sacar el Madrid del suceso ante el Atlético es el subidón en la moral de la tropa. Ayer dije en la SER que esa victoria vale por tres: la del día, la del domingo y la del próximo jueves. Lógicamente era un adorno. Lo que quería reflejar, y aquí reflejo, es que el Madrid es ahora un rival mucho más difícil de batir de lo que ya era antes del derbi.
Dicho lo anterior, los partidos hay que jugarlos. El Madrid aún no ha ganado nada, como seguramente recordará Ancelotti en su conferencia de prensa previa a la final de la Supercopa, este domingo. Y el Atlético querrá tomarse la revancha el jueves, en su estadio, en la Copa del Rey. En todo caso, lo que nos deja este primer envite de la Tormenta de Derbis es un partido colosal que se jugó en Arabia y no en Madrid. Ya saben, entre lo grato y el dinero, lo segundo es lo primero.
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