El GP de Valencia no es la prioridad
No es fácil escribir de nada cuando el mundo se desgarra a tu alrededor. Ya tuvimos sentimientos parecidos durante la pandemia. No hace tanto. La DANA que ha asolado la Comunidad Valenciana, y que ha golpeado con dureza otras zonas de España, nos muestra imágenes conmovedoras de sufrimiento, un drama que, a la hora de redactar esta columna, alcanzaba ya los 158 muertos, además de múltiples daños materiales. Con este trágico escenario, entrar en análisis o polémicas deportivas resulta banal. La vida sigue, sí. Pero hoy la tristeza nos atenaza y nos hace sentirnos pequeños. Más extraño resulta, todavía, debatir sobre los efectos colaterales de la desgracia en lo que alude al deporte.
Por ejemplo, sobre la conveniencia o no de celebrar el GP de la Comunidad Valenciana de motociclismo, del 15 al 17 de noviembre, a la vuelta de la esquina. Con la tragedia actual, con las necesidades humanas que está generando la gota fría, no parece que haya que centrar la discusión, y mucho menos la prioridad, en arreglar unos accesos en Cheste para que el Mundial concluya satisfactoriamente. A Carmelo Ezpeleta, el responsable de Dorna, ya le costó reaccionar ante la amenaza del COVID en 2020, hasta que la realidad se le echó encima. No fue el único, eso también es cierto. El presente enfoque recuerda un poco a entonces. Ese discurso de mantener las fechas y la sede, sin más alternativas, cuando Valencia no debería estar hoy en ninguna previsión que no sea la solidaridad. Marc Márquez lo ha explicado mejor que nadie: “La cuestión sobre si tenemos un gran premio allí queda sin sentido cuando hay gente sin casa, cuando hemos perdido tantas vidas… Todos los recursos que tengamos hay que destinarlos a ellos. Lo otro queda en segundo plano”. Es la palabra de Marc. Y el pensamiento de tantos. Desde el corazón.