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El goleador golea

Si hace quince días alguien me hubiera preguntado por la clasificación del Deportivo de la Coruña, no habría sabido qué responder, ni siquiera en qué división está jugando. Y sin embargo, desde hace un par de jornadas, cada lunes le busco en la tabla de la Primera RFEF. En realidad, primero miro si el equipo ganó y luego si Lucas Pérez anotó algún gol. Esta es la razón principal: mi admiración por este héroe que a sus 34 años decide hacer las maletas, dejar —pagando— el club que le alimenta y, como aquel señor del anuncio, volver a casa por Navidad, pero para quedarse y ayudar a los suyos.

En realidad, la decisión de Lucas Pérez me parece de lo más punk en nuestro circo futbolístico. Me congracia con esa fe tan simple y decisiva del delantero centro: el goleador golea. Y cuanto mayor de edad o más aciago es su destino, más emotivo. Junto a Lucas Pérez, algunos ejemplos recientes: Luis Suárez debutó esta semana con el Gremio de Porto Alegre y metió un hat-trick en 32 minutos; tras una larga lesión, Isak volvió a jugar con el Newcastle y marcó un gol decisivo en el último suspiro; Mauro Icardi vuelve a golear con el Galatasaray, tras su período de barbecho en el PSG, y en Colombia un Jackson Martínez de 36 años emulará a Lucas Pérez: tras dos años retirado, vuelve para jugar en el Independiente de Medellín, el club donde empezó.

Lo que reúne a todos esos nombres es el gol, lo llevan en la sangre y les da vida. Me hace pensar en una entrevista que leí hace años con Robbie Fowler, el histórico 9 del Liverpool. Recordándole que hablaba mucho durante los partidos, el periodista le preguntaba qué les decía a sus compañeros, y él respondía: “Over here, I’m inside the box!”, es decir: “¡Estoy aquí, en el área!”. Más tarde, al final de la entrevista, le preguntaba en tono jocoso si había pensado en algún epitafio para su tumba; Fowler se reía y respondía con la misma frase, jugando con el doble sentido de la palabra box: “¡Estoy aquí, en la caja!”. Los viejos goleadores nunca mueren.