El fútbol es víctima del racismo

Los insultos racistas a un destacado futbolista durante un partido han desencadenado una inmediata dinámica de condenas desde multitud de sectores políticos y sociales. La razón es la enorme proyección e impacto mediático que el fútbol de élite tiene en España y en el mundo.

Sin embargo, el caso Vinicius es “sólo” la punta del iceberg de un problema de fondo que afecta a las sociedades en las que hay una minoría de color, como es el caso de España. Desde la era moderna, la raza ha sido una causa de agresión y explotación a millones de personas. Especialmente las de raza negra.

Es paradójico que los clubes de fútbol europeos cuenten en sus filas con jugadores negros, sin discriminaciones, y sean algunos espectadores o grupos ultras en campos españoles los que expresan los peores sentimientos que degradan a la única raza que verdaderamente existe, la de los seres humanos. Porque el racismo no es una enfermedad del fútbol sino de una sociedad que no combate con suficiente fuerza ese veneno, ni educa a los jóvenes con la profundidad que exige un desafío de tal envergadura. No es en el fútbol donde anida el pecado del racismo. Es un reto a la política democrática, que ésta aún no ha abordado con la energía que requiere.

Diego López Garrido es Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas