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El Espanyol, de la fe al dogma

Sucedió con Puado, primero, y el pasado verano con Darder que se las gastó el Espanyol para blindar a sus canteranos más valiosos. La cara opuesta es lo que viene ocurriendo, desde hace año y medio, con un Pedrosa que en una semana podrá negociar con otros clubes. Y en el término medio se sitúan la intemerata de jóvenes con ficha del filial que tiene Diego Martínez en dinámica del primer equipo (Simo, Omar, Luca... e incluso algunos ya profesionales, como Pol Lozano), sin que ello se acabe traduciendo, salvo Rubén hasta su lesión, en minutos y relevancia.

Proclama el club que, en su nuevo plan estratégico una vez manifiestamente cerrado el grifo cerrado de la inversión directa por parte de Chen, la cantera adquirirá el papel central. El que nunca debió de haber perdido, por cierto. Configura el ADN del Espanyol, su patrimonio, un activo insuperable en implicación, rendimiento y, siempre que de verdad se sepa gestionar, el mejor balance posible en coste-beneficio. La cantera, en fin, no es una cuestión de fe, sino el único dogma posible para la entidad blanquiazul. Lo seguiremos.

Mientras todo ello se acompaña de otra ciudad deportiva, un hotel y nuevas academias, si es que no se culmina el proceso de venta, la vista se fija en un derbi inusual. Por la fecha, Nochevieja, por disputarse tras mes y medio de parón, con un Mundial de por medio. Y porque donde mira de reojo el perico es al Espanyol-Girona, el 7 de enero, en que no se puede fallar. También a la Copa contra el Celta. Y a los fichajes, impepinables para amarrar la permanencia, máxime tras la lesión de Keidi Bare. Como lo es que Puado alcance su reto de más de diez goles, y que Joselu o Darder no se resfríen. Pidan un deseo: es Navidad y hace 46 días que el Espanyol no pierde en partido oficial. Superen eso.