El equipo aguanta a la entidad
La marcha del equipo es lo que realmente importa al aficionado y el sostén de una junta que deberá dar explicaciones el martes. El tono de esas palabras dependerá en buena medida de lo que pase en el césped.


Salvada la primera pelota de partido con la victoria ante el Athletic en semifinales, la alegría -mejor dicho, la euforia desatada del presidente Joan Laporta- duró apenas 24 horas. Al día siguiente de la victoria y la butifarra, apareció la noticia de que el vicepresidente económico de la entidad, Juli Guiu, también abandonaba el camarote de Jan. Que el vicepresidente económico se marche semanas después de anunciar el mejor contrato de patrocinio de la historia del fútbol parece raro. Pero en el Barcelona es difícil mantener dónde está la diferencia ente lo raro y lo imposible.
Así que a la espera de la rueda de prensa del presidente el martes, nos queda esperar qué pasa hoy en Yeda. No nos engañemos. La diferencia entre que entre o no la pelota es fundamental para la masa social del club, que puede comulgar con ruedas de molino (comisiones a ISL, comisiones a Darren Dein, promesas incumplidas en los plazos del retorno al Camp Nou, amenazas de mociones de censura, cuentas con salvedades del auditor y demás) siempre que el equipo gane. Y si es al Real Madrid, ni les cuento. Por eso, Laporta se la jugaba con Olmo y Víctor, porque afectaba a lo que realmente importa al aficionado. Hasta ahora, el equipo ha aguantado a la entidad y no es Laporta el primer presidente al que le pasa. Si hoy ganan, le habrán salvado mucho más de lo que hizo el CSD.
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