El diablo carga las concesiones
Ancelotti da por sentado que el Madrid no tiene problemas ofensivos, pero debe mejorar en defensa
El discurso de Ancelotti después del 5-1 con el Salzburgo obvió el plano ofensivo y lo concentró en el defensivo, no porque estuviera satisfecho con el ejercicio del equipo frente a un rival de buenas maneras en el juego, pero de una ternura casi poética. A una semana de que se cierre la primera fase de la Liga de Campeones, el Madrid tiene los dieciseisavos de final como más que probable horizonte. No hizo los deberes cuando le correspondía —derrotas frente al Lille, Liverpool y Milan— y, si todo es como parece, no podrá evitar una eliminatoria directa contra los últimos del pelotón de clasificados, entre los cuales podrían figurar el PSG y el Manchester City, si el equipo de Guardiola consigue superar su crisis y derrotar al Brujas en el último partido de la primera fase.
Ancelotti utilizó el término focalizar en varios momentos de su conferencia de prensa. Dio por sentado que el Madrid no tiene problemas ofensivos y que la trascendencia de su papel como entrenador recae fundamentalmente en el capítulo defensivo. La defensa gana títulos, vino a decir. Difícil contradecirle: su equipo ha marcado cinco goles en cada dos de los tres últimos partidos —Celta, Salzburgo— y cuatro contra la UD Las Palmas, sin conseguir cerrar la puerta en ninguno de ellos y con el recuerdo de los cinco que recibió el Madrid contra el Barça en la Supercopa de España.
“Es obvio que el Madrid no tiene problemas en el ataque”, apuntó antes de regresar al objeto de su discurso: la defensa. Ancelotti transmitió la lógica preocupación por un sector del juego que no se acaba de ajustar, no se sabe si por la sucesión de lesiones y la escasez de especialistas defensivos o por un defecto estructural del equipo. El caso es que se refirió a la atención, actitud y compromiso como valores colectivos indispensables en el capítulo defensivo. No los mostró el equipo durante su sencillo paseo contra el Salzburgo.
El técnico italiano dio por hecho que será muy difícil que el Madrid no marque goles, sobre todo en estos momentos con toda la maquinaria atacante en marcha. Mbappé, Vinicius, Rodrygo, Bellingham y Valverde son una garantía realizadora difícil de comparar en el panorama europeo. Añaden, además, la variedad: corta, media y larga distancia. Desde la derrota en San Mamés, 4 de diciembre, el Madrid ha disputado 12 partidos y ha marcado 42 goles, con un espectacular promedio de 3,6 goles por partido. En esta secuencia de partidos, que ha coincidido con la vigorosa escalada de Mbappé, ha sufrido una derrota (final de la Supercopa) y un empate (3-3 en Vallecas). Es decir, 10 victorias. En términos porcentuales es un espléndido recorrido, gravemente perjudicado por el patinazo en Arabia Saudí.
Las cifras defensivas, en cambio, se resienten. El Madrid ha encajado 17 goles (1,41 de promedio). En una amplia mayoría de este ciclo se ha medido con rivales que transitan por la parte baja de la clasificación, excepto el Barça en España y el Atalanta en Italia, que marcó dos goles en Bérgamo y estuvo a un centímetro del empate en el error de Retegui en el remate final del encuentro. Son datos que oficializan la lógica preocupación de Ancelotti. Comienza la etapa de los campeonatos (Copa de Europa, Liga, Copa del Rey) donde el diablo carga las concesiones defensivas y provoca disgustos muchas veces irreparables, no importa el impresionante calibre del ataque. En esa idea está Ancelotti desde hace tiempo.
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