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El Día Nacional de la Piragua

El 6 de agosto bien podría ser nombrado el Día Nacional de la Piragua, después de los brillantes sucesos acaecidos en este 2022. Por la mañana se celebró el Descenso Internacional del Sella, la gran fiesta popular del piragüismo en Asturias, conocido directamente como Les Piragües, en bable, que mezcla deporte y tradición el primer sábado de cada agosto. Después de dos años sin disputarse por la pandemia, la competición volvió con todos sus ingredientes, dentro y fuera del río. La victoria de los franceses Quentin Urban y Jeremy Candy, que coronaba a una pareja extranjera 23 años después, sirvió como aperitivo para una jornada gloriosa en los Mundiales de aguas tranquilas en Halifax, Canadá, a 4.575 kilómetros de distancia. El lenguaje de la piragua es universal.

El sábado mundialista deparó dos oros y una plata para España, además de dos cuartos puestos. El primer oro llegó en la prueba reina, en el K4 500 que lidera el mítico Saúl Craviotto, junto a Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, para cambiar la tendencia ante Alemania, su verdugo en los Juegos de Tokio. El título eleva a Craviotto un poco más en el altar de los grandes deportistas españoles de la historia, con 22 medallas internacionales, cinco de ellas olímpicas, un récord nacional que comparte con otro piragüista, David Cal. Es también su cuarta corona mundial. Saúl es infinito. El otro oro vino en el C2 500 con dos jóvenes, Cayetano García y Pablo Martínez, que presentan así su candidatura para los Juegos. La cosecha se completó con la plata de Teresa Portela y Sara Ouzande en el K2 200, que, si bien no es una disciplina olímpica, destaca por el auge femenino y por la eterna Portela, que con 40 años suma ¡34 medallas! España es una potencia del piragüismo, el segundo deporte, tras la vela, que más veces ha subido al podio olímpico. Hoy hay más finales. Que siga la fiesta.