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El descanso derrumba a Gattuso y Acuña vuelve por sus fueros

La caída

El Valencia se aproxima de forma irrevocable a enfrentar la amenaza del descenso. La postrera derrota en Valladolid agrava una situación ya de por sí inquietante. Aunque el origen del virus está en los despachos, este ha alcanzado al rendimiento de un equipo al que le falta personalidad y que es incapaz de sostener su rendimiento durante los partidos. Se cae tras los descansos por la ausencia de fondo de armario y de reflejos de Gattuso. En Zorrilla le volvió a suceder y Larin castigó este declive. El Valencia ha encajado 11 goles más, recibe 22 disparos más y recupera 32 balones menos en las segundas partes. Se pierde tácticamente, flaquea en las áreas y le pasa factura no hacer distancia en sus gratas puestas en escena iniciales. El miedo le atenaza y le aboca al sufrimiento. Todos son ya sospechosos en Mestalla.

Un cohete de nuevo

La feliz resaca mundialista todavía dura a los argentinos. Los casos de Nahuel o De Paul en el Atlético son carismáticos, pero también el de Marcos Acuña (31 años) en el Sevilla. Después del ruido sobre su posible salida, se ha convertido en uno de los futbolistas decisivos en la reacción de los de Sampaoli. La banda izquierda vuelve a llevar su nombre. Contra el Elche, defenestrado en la tabla, cuajó un partido completísimo para dar aliento ofensivo a su equipo. Desde la asistencia a su gol, pasando por las cinco ocasiones creadas o los 124 toques de balón. La inferioridad numérica ilicitana allanó el escenario, pero aun así el despegue de Acuña queda más que validado. Vuelve a ser el que era en un Sevilla que requiere la mejor cara de todos sus jugadores.

El quite de venganza

Que Rubi recurriera a Embarba (30 años) ante el Espanyol fue una elección perfecta. Si se tiene en cuenta la ley del ex, no había que pensárselo mucho. El extremo del Almería trajo por la calle de la amargura a Óscar Gil y Aleix Vidal, que tuvieron que ser cambiados en el descanso. Dio igual que se perfilara hacia dentro para explotar su gran disparo o que buscara salir por fuera. De cualquier modo, hizo añicos al entramado defensivo perico y ofreció un recital en el desborde (cuatro regates buenos en siete intentos). La versión más afinada de Embarba pone al Almería en una posición desahogada.

Indiferencia

Cada vez más comprometido, el Getafe no encuentra la manera de salir del fango. No se trata de perder ya, sino de cómo lo hace. La nueva derrota ante el Betis identificó una carencia de ambición terrible. El equipo azulón no transmitió nunca. Bien es cierto que pudo empatar, pero actuaciones así solo hacen que alejarle de la salvación. Entre sus dos últimos duelos como local frente a Espanyol y Betis, apenas suma cuatro remates a portería y nueve desde dentro del área. Además, sigue siendo el equipo que peor valor de PPDA (pases permitidos al rival por acción defensiva propia), un baremo de la intensidad sin balón, registra. Este Getafe no dice nada ahora mismo.