Disciplina no tiene por qué saber qué es una ocasión manifiesta


La teoría. Aún tengo fresca aquella primera charla didáctica del excolegiado Velasco Carballo a los informadores sobre los principios del VAR resumidos en uno: la corrección de los errores flagrantes que quedan para siempre en la memoria colectiva. En aquella sesión, Velasco fue reproduciendo vídeos que incluían jugadas discutibles y examinando a los periodistas sobre cuáles eran susceptibles de revisión, por blancas o negras, y en cuáles, por grises, era obligado abstenerse. La mayoría suspendimos por exceso de celo. Visto lo que llegó después, pienso que nos quedamos cortos, aunque confieso que en aquel momento creí y hasta evangelicé. Discúlpenme.
Tribunales. La práctica lo contaminó todo y colmó el fútbol de tribunales. Donde solo existían tres, árbitro, Disciplina y Apelación, se coló un cuarto, en una sala en Las Rozas, que comenzó a ir cada vez más allá del mandamiento original. Hasta entonces se admitía, incluso de mala gana, el error de quien decide en un segundo. Lo vio mal, no lo vio o tuvo un exceso de vista. Podía hasta sospecharse, desde la óptica del hincha, la mala fe, pero no probarla. Pasado el lance por el filtro de veinte cámaras, la equivocación se confundía con la conspiración. Y, ahora, para colmo, la RFEF añade un quinto tribunal: el que juzga a los colegiados en público desde dentro.
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Disciplina. Fue sugerencia de los clubes, que con la excusa de pedir aclaraciones buscan que se abochorne al equivocado. Esta corte del ‘mea culpa’ admite que fue injusta la roja a Huijsen, lo que dio pie al Madrid a pedir su absolución ante Disciplina, solo autorizada a su vez a juzgar la veracidad o no del acta. Gil Manzano habla en ella de “derribar a un adversario (innegable), impidiendo con ello una manifiesta ocasión de gol (interpretable)”. Y los tres abogados del comité, que sancionaron al central con un partido de suspensión, vienen a decir en su resolución que ellos no son competentes para calcular distancia, velocidad, dirección del viento y humedad relativa del aire, variables todas que permiten determinar, con certeza, si Militao llegaba a tiempo o no de detener a Oyarzabal. Busquen ahora a quien le explique al aficionado que no hubo crimen pero sí castigo.
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