El Clásico termina con bombazo de Fermín
El pasado jueves, justo antes de volar hacia Dallas, el Barcelona organizó una sesión de fotos para publicitar su nueva camiseta “blanca Barça”, como dice Laporta. Dembélé fue uno de los modelos elegidos y el francés se besó la camiseta. Horas después, Xavi y Mateu Alemany se desayunaron en el hotel Intercontinental de Los Ángeles con la ofensiva del PSG destapada por AS y hasta ampliada por RMC, que puso fecha al adiós de Ousmane al Barça: antes del 1 de agosto, cuando su cláusula pasa de 50 millones (de los que 25 serían para el francés). El Barça se ha puesto a temblar, porque conoce la singularidad del jugador, que no ha dado señales de un posible adiós pero que, como su agente, Moussa Sissoko, es indescifrable. El de Dembéle, que está acompañado toda la gira por una de sus personas de confianza, Moustapha Diatta, es un caso peliagudo. El Barça espera no vivir en las próximas horas un caso Neymar, pero durante el mes de agosto tendrá que valorar cómo posicionarse. Si no lograse la renovación del jugador, la venta entra dentro de las estrategias lógicas. Pero ahí Laporta y Alemany chocan con Xavi, que considera al jugador intocable. El técnico pasaría por una venta de Raphinha, pero tiene al francés por uno de sus jugadores franquicia y, si su voz manda, la consigna es que Dembélé no se vaya. De momento, el francés puso anoche en un aprieto a Laporta con un gol y un partido vertical que le confirma como un jugador disperso pero distinto. De los que escasean en el mercado. Su caso acompañará al Barça hasta el final de la gira.
El Clásico entra con gusto en pretemporada porque tiene picante y goza de buena salud. Metió a 82.026 espectadores en el AT&T Stadium, cifra récord de un Barça-Madrid en Estados Unidos. Además del gol de Dembélé y la lesión de Gündogan, de quien ya contaban dentro que no había llegado al cien por cien, el Clásico dejó la primera controversia de la pretemporada en el Madrid. Vinicius mandó al limbo el primer penalti que lanza con la camiseta blanca y eso abrirá también el primer debate del curso sobre si el brasileño debe ser el lanzador oficial cuando no esté Modric. Rodrygo andaba por allí, pero a Vinicius le va más la marcha y se atrevió. Hubo juego subterráneo, tarjetas, pasión, cinco palos del Madrid y, finalmente, un bombazo de Fermín, un andaluz de 20 años de El Campillo (Huelva) que el año pasado estaba cedido en el Linares y que anoche se llevó el alegrón de su vida en Dallas. Golazo y asistencia al Madrid. Pedri lo había alabado estos días. Tenía razón.