El ciclocross ameniza la espera
Diciembre es un intenso mes de pretemporada en el ciclismo de ruta. De concentraciones, presentaciones, planificaciones… Los calendarios comienzan a completarse. Que si Pogacar intentará el doblete Giro-Tour, que si Vingegaard repetirá el desafío Tour-Vuelta con Kuss de la mano, al igual que Roglic, que esta vez lucirá su nuevo maillot del Bora; que si Van Aert debutará en el Giro y en La Vuelta; que si Nairo Quintana regresa a su casa del Movistar para apuntarse al Giro y a La Vuelta; que si Ayuso correrá por primera vez el Tour, donde coincidirá con la otra perla del ciclismo español, Carlos Rodríguez; que si Van der Poel no descarta estrenarse en la ronda española; que si Enric Mas insistirá con Tour-Vuelta; que si el prometedor Uijtdebroeks hará su primer Giro con sus nuevos colores del Visma… Y eso por hablar solo de las grandes rondas, que el ciclismo profesional es mucho más, sobre todo en los últimos tiempos.
Una buena prueba es el calendario de ciclocross, que nos ameniza la espera de la carretera. La demostración de su pujanza se vio este mismo sábado en Amberes, donde coincidieron, por primera vez esta temporada, los tres tenores de la especialidad, que también son estrellas de la ruta y alguno de ellos incluso del mountain bike. Me refiero a Mathieu van der Poel, Wout van Aert y Thomas Pidcock. La victoria, contundente, fue para Van der Poel, que ya había batido a Pidcock en Harentals; a Van Aert, el viernes en Mol; y esta vez superó a los dos de una tacada. No será el único enfrentamiento del trío, que proyecta otros cinco reencuentros durante la campaña, el último anunciado para Benidorm, la carrera española de la Copa del Mundo que el pasado enero se estrenó con éxito y que el próximo 21 del mismo mes ya publicita el mejor cartel y una asistencia de público de 20.000 espectadores. Un gran broche al invierno.
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