El Celta se reconoce en Giráldez y la papeleta de la Real con Sadiq
Ataque total
No ha sido una jornada cualquiera en el devenir de la Liga. Por el título todo ha quedado sentenciado, por abajo el panorama se ha esclarecido. Uno de los beneficiados es el Celta, muy reforzado por los puntos y a los puntos. El ascenso de Claudio Giráldez ha devuelto la esencia futbolística a un equipo que la había perdido. Aunque no todo era culpa de Benítez, el Celta no se encontraba porque no era capaz de ser sí mismo, arrastrado por el sentido pragmático del anterior entrenador. Después de ganar a Las Palmas, Aspas, con cierto deje revanchista, lo explicó con su habitual claridad: “Le gusta morir matando, si tiene que perder que sea así, teniendo el balón, jugando en campo contrario y tomando riesgos. Este es el Celta que queremos ver”. No hay discusión sobre que la llegada de Giráldez ha cambiado de plano al Celta. Lo dicen las sensaciones y los números. Con él, el Celta promedia 536 pases, diez regates buenos y cuatro ocasiones claras por partido cuando con Benítez las cifras solo alcanzaban las 388 entregas, ocho quiebros y dos oportunidades (el doble que antes). Renovado antes de que se confirme la permanencia como un gesto de plena confianza, Giráldez ha demostrado ser en estos cuatro encuentros que lleva un entrenador de vocación ofensiva e intervencionista para ayudar a sus jugadores. “Nos han puesto videos a la media parte y hemos visto que era muy claro. Si saltaba Mika o el lateral con Iago, el espacio lo teníamos a la espalda”, confesó Mingueza tras el duelo ante el conjunto canario. Giráldez ve y actúa y los jugadores del Celta se reconocen en sus principios.
Tirar y tirar
Otro equipo que ha visto la luz este fin de semana es el Rayo Vallecano. La remontada contra Osasuna, unida a la derrota del Cádiz en Girona, rebaja el alarmismo lógico que se había disparado tras los últimos compromisos. No se terminaba de sentir cómodo y tampoco el regreso con mando en plaza de Iñigo Pérez, técnico de impresionante futuro, había resuelto su estado de dudas. Contra Osasuna se vio perdido, pero demostró un espíritu de rebeldía ante la adversidad que se tornó en decisivo para dar la vuelta a la situación. Donde no llega el juego, llegan las ganas y la insistencia. Los goles de Chavarría e Isi desde fuera del área no fueron una rareza porque el Rayo lo buscó una y otra vez. En total, sumó 12 remates desde larga distancia (cinco Lejeune, tres Isi, dos Raúl de Tomás, uno Unai López y uno Chavarría), la tercera cifra más alta del curso en lo que va de competición. Solo el Girona en Cádiz (15 disparos) y Las Palmas contra el Almería (13) la superaron. El Rayo derribó el muro rojillo por demolición.
Irresoluto
La visita de la Real Sociedad a Getafe dio fe del camino extraviado que sigue Sadiq (27 años). No hay ni rastro del delantero que explotó en el Almería, negado de cara al gol y en continua riña con el balón. Imanol le sacó en el minuto 68 para ver si alteraba su suerte y la de su equipo, pero el jugador nigeriano fue un cúmulo de pérdidas (12 en 20 balones que tocó) y no se impuso en los duelos (uno ganado de ocho). La impresión no pudo resultar peor, y el problema es que esta realidad viene de tiempo atrás. La maldita lesión cortó su progresión y ahora no hay visos de que esa inseguridad que manifiesta su juego pueda transformarse en el corto o medio plazo. La Real tiene una papeleta de futuro con Sadiq.