El breaking vuela antes de debutar

La 141ª Sesión del Comité Olímpico Internacional nos ha dejado una sorprendente lista de nuevos deportes para Los Ángeles 2028. A excepción del béisbol y su versión femenina del sófbol, que entran y salen del programa como las aguas del Guadiana, el Comité Organizador ha apostado por dos disciplinas inéditas, el squash y el flag football, y otras dos con experiencia lejana, hace más de un siglo, el críquet y el lacrosse. Si alguno no les suena de nada, no se culpen. Es lo normal. Para que se hagan una idea, dos de ellos ni siquiera disponen de Federación en España, el lacrosse y el críquet, si bien hay que puntualizar que este último es uno de los más populares en el Mundo, especialmente en Asia, aunque por estos lares sea un enorme desconocido. La India apunta a los Juegos de 2036, que esta vez tampoco serán para Madrid, así que ahí tienen una de las claves de su inclusión. La misma puerta que se ha abierto para el squash, desplazado hace tiempo en los polideportivos españoles por el pádel. Hay que reconocer que son deportes, en general, distantes a la tradición de nuestro país.

Al margen del análisis que merecería cada uno de estos deportes, hay dos detalles que generan dudas respecto a las nuevas políticas del COI. El primero es la extraña elección de cuatro disciplinas de equipo, en contra de la filosofía de evitar masificar la participación. Una decisión contradictoria que va a obligar a reducir otros deportes clásicos de los Juegos. La marcha puede empezar otra vez a temblar. Y el segundo es que la entrada de estas nuevas incorporaciones deja también fuera al breaking, antes incluso de debutar en París 2024, que es exactamente lo mismo que le ocurrió al kárate, fulminado antes de estrenarse en Tokio 2020. El baile vuela del programa antes de demostrar su potencial. ¿Pero no habíamos quedado en que los deportes urbanos eran el futuro olímpico?

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