El ‘bólido’ Hocker y la caída de Ingebrigtsen
Cole Hocker es un ‘cazarrecompensas’ del 1.500. Un corredor que, si llega vivo a los metros finales, aniquila a cualquier cosa que se le ponga en medio antes de los cuadros. Y en París ha encontrado su ‘dorado’. A merced del sacrificado Jakob Ingebrigtsen, que se quedó hasta fuera del podio, y de Josh Kerr, la némesis del noruego, que también se topó con este bólido de Indianápolis. El ‘outsider’ gana.
Hocker era así de rápido desde la universidad. Sentenciaba los campeonatos del NCAA por derribo en los metros en finales. Sufrieron sus ataques demoledores Nuguse, bronce en este 1.500 de París, o Mario García Romo. Cole era un ídolo entre los ‘patos’ de la Universidad de Oregón y firmó un potente contrato con Nike para ser su mediofondista estrella. Pues aquí está, tras haber ganado los Trials en el Hayward Field de Eugene con una apoteósica carrera. Le presentaban como candidato ya menos sorpresa en los Juegos.
Hizo Hocker en el Stade de France el récord de Estados Unidos, un marcón: 3:27.65. Lo más rápido que se ha visto nunca en unos Juegos Olímpicos, algo que contrasta con la victoria del también estadounidense Centrowitz en Río 2016. La final más lenta. Pero eso ya no es posible de ver, porque culpa de ese tiempo estratosférico lo tiene Jakob Ingebrigtsen. El noruego sigue empeñado en poner rápidas las carreras desde el principio, aunque le cueste la vida. Ahí ha encontrado también su cruz. “Soy la liebre de todos”, ha llegado a admitir.
Ingebrigtsen coge la cabeza desde el principio en las grandes finales y se convierte en robot. 55 segundos por vuelta y acelerar progresivamente con el objetivo de dejar a todos fuera de combate. La táctica ya no funciona. Han encontrado el antídoto. Kerr encontró en 2023 la fórmula de aguantar el tren noruego y rematarlo. Y ahora, con un 300 final en 39.65, el ‘cazarrecompensas’ Hocker ha sido el que se ha llevado el premio mayor, colándose por el interior de Ingebrigtsen. Jakob es el que más alta capacidad de correr rápido, pero en los metros finales de la altísima competición no es el más rápido.
La carrera de Hocker, en parciales
El noruego, de 23 años, ya no entrena con su padre por unos problemas personales. Lo hace con su hermano Henrik, con el que tendrá que hablar una solución para replantearse su táctica en los 1.500. No está todo perdido. Ingebrigtsen está alineado en los 5.000 metros, donde su velocidad terminal si puedes ser suficiente para batir a sus rivales. “Soy mejor corredor de 5.000″, reconoce el noruego, que puede tener redención tras uno de los golpes más duros.
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