El Barça de Xavi camina hacia atrás
Decepcionante. Después de los fuegos artificiales del verano, donde algo ilusionante parecía estar cociéndose en aquellos partidos ante Betis y Amberes que ya quedan lejísimos, ver al Barça se ha vuelto de nuevo un suplicio. La gran aspiración de la temporada, la evolución en el juego, se ha esfumado. Sólo había que ver al mítico Carles Naval echarse las manos a la cara en el banquillo de Vallecas para entender que la cosa no marchaba. Así que después de tirar la primera parte, el Barça se dio algo de prisa en intentar empatar. Pudo hasta ganar, pero eso es casi lo de menos. En el Barça, bien lo sabe Xavi, la foto completa importa mucho. Y, en la de estos días, el equipo no sale muy favorecido. Lo de Oriol Romeu en el mediocentro volvió a resultar un fiasco, pero esa ya es una pantalla pasada. El Barça tiene problemas gravísimos en la construcción. Pedri está a años luz del jugador que deslumbró en 2021; De Jong, como el canario, tiene que coger ritmo; y a Gündogan le pesan los 16 partidos que lleva en la espalda. Por perder, la sala de máquinas se ha quedado hasta sin alma con la lesión de Gavi. Días difíciles para el Barça, que se enfrenta a una trilogía de partidos de nivel en casa (Oporto, Atlético, Girona) en la que puede escribir parte de su futuro esta temporada.
‘Coordinación’. Xavi se siente observado por tierra, mar y aire. Hay mucha tensión a su alrededor en las últimas semanas. La derrota en Hamburgo ante el Shakhtar molestó mucho en la planta noble, que ya venía molesta del Clásico. De San Sebastián se escapó por los pelos, como en las películas antes de que se derrumbe el edificio, con el gol de Araújo. Y contra el Alavés dejó esa rueda de prensa señalando a los periodistas que tenía que ver con un momento puntual de tensión en un vestuario con el que, posiblemente, tenía que congraciarse. Ayer en Vallecas, y tenía razón, se quejó de los regalos de su equipo y pidió espabilar. Xavi ve menos pasión y hambre que el año pasado. Y eso también lo detectan arriba. Deco protagonizó una intervención algo misteriosa en DAZN. Dijo que Xavi y él están “coordinados”, pero luego anunció que vendrá Vitor Roque y nadie más pese a que su entrenador le ha pedido un centrocampista. No será la primera vez que se lo niega. El verano pasado, Xavi reclamó un interior y descartó a João Félix. Y ya se sabe cómo acabó la historia. Para estar coordinados, Xavi y Deco lo disimulan bien. Nada se ha roto aún en el Barça porque los resultados lo tienen vivo en todas las competiciones. Pero el caldo de cultivo empieza a coger mal color.
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