El atletismo es siempre atletismo

Hay dos maneras de afrontar como espectador la previa de un gran campeonato de atletismo, que vale para casi todos los deportes. Una forma es seguir a las estrellas sin fijarse mucho en las banderas. El espectáculo por el espectáculo. Y otra es envolverse en la bandera propia. No son posiciones excluyentes, se puede disfrutar y sufrir con ambas. Los Mundiales de Glasgow de pista cubierta nos ofrecen para el primer escenario a figuras del calibre de Duplantis, Lyles, Bol, Barega, Holloway, Crouser, Tentoglou… Y para la opción patria ha viajado un equipo de 20 atletas, con el foco principal apuntando a María Vicente, que llega como líder mundial en pentatlón tras pulverizar el récord español.

También genera expectación el 800 masculino, con Mariano García como defensor del oro y con Attaoui como emergente valor. El nivel nacional es tan grande en esa distancia, que se ha quedado fuera uno de los mejores atletas del país: Adrián Ben, vigente campeón de Europa indoor y cuarto en el Mundial al aire libre hace menos de un año. Una ausencia sensible. Ojo también al 800 femenino, con Ibarzabal. Al 1.500, con Mechaal y García Romo. Y a dos esperados regresos. Asier Martínez, oro continental outdoor y bronce mundial, vuelve a un gran campeonato tras un infértil 2023, con lesiones y líos contractuales. Los 60 mv no son su distancia, pero lo dará todo, al igual que Llopis. Otro retorno, a medias, es el de Ana Peleteiro después de su maternidad, si bien sí disputó los Juegos Europeos. Desde entonces, sus marcas han mejorado. Este es un rápido resumen de lo que podemos presenciar en Glasgow, en una especialidad indoor etiquetada de segunda fila, con más razón en año de Juegos Olímpicos. Pero el atletismo es siempre atletismo. Y un salto de Duplantis, por poner un ejemplo, vale igual con techo que sin él.