El Atlético no encontró el ritmo de pedaleo al que nos tiene acostumbrados
Hay estadísticas que son pruebas irrefutables de lo que puede ser un partido: los del Cholo cometieron cero faltas en los primeros cuarenta y cinco minutos, y tres en la segunda parte. Sí, son números de un equipo del Cholo. Increíble, también, quizás diría yo, aunque entendible cuando se viene de diez días parados y con los deberes ya hechos. Al final si juegas presionando en campo contrario, queriendo someter al rival, algunas faltas tienes que hacer cuando superan esa presión y no hicieron ni una en la primera mitad. No es ni mucho menos una justificación, porque tuvo mucho mérito la honestidad y profesionalidad del Elche, pero los rojiblancos entraron al partido siendo una mala copia de lo que habíamos visto durante toda esta segunda vuelta. Con falta de tensión en la presión, y llegando tarde en las segundas jugadas, los del Cholo nunca encontraron el ritmo de pedaleo que nos tenían acostumbrados. Es labor del técnico seguir manteniendo esa voracidad que ha tenido el equipo. El Atlético puede bajar la tensión y la pasión en el juego al tener los deberes hechos, y el trabajo que le queda al Cholo es reconducir la nave en los partidos que faltan.
Un nombre propio es el de Griezmann, el francés, que nos tiene acostumbrados a ser el constructor del fútbol en campo contrario, apareció esporádicamente. Otra cosa a analizar sería el atropello por parte de Badia a Giménez. Es inexplicable que habiendo VAR, una jugada tan clara de penalti pase por la sala VOR codificada como sucedía en Canal Plus. Partido que no tengo ninguna duda que es un mero accidente en este ilusionante viaje que lleva el Atlético de cara a conseguir la clasificación Champions, y que sirve para sembrar para la temporada que viene. Tiene el Cholo trabajo esta semana, para de nuevo inocular al equipo el nervio que demostró esta segunda vuelta, dejando lo del Martinez Valero en un accidente, en este ilusionante viaje que está siendo el pos-Mundial.