El Atleti murió en dos golpes
Derrota con secuelas importantes en el equipo rojiblanco por la lesión, sobre todo, de su mejor jugador en estos momentos: Baena.
Salió el Atleti en modo uve en el Camp Nou. Vertiginoso, vertical, valiente. Y eso que, casi enseguida, tuvo un revés: Cardoso alzaba la mano. No podía más. En un salto, su rodilla izquierda había impactado con la de Olmo. Intentó seguir pero no pudo. Comenzó a palidecer ese Atleti que volvía a jugar en ese campo en el que Simeone se llevó su primera Liga como entrenador imponente y frenético, acaparando las miradas. Y Baena lo llevó al marcador. No juega, exuda calidad. Sin que Julián apareciera ni un poco, el 10 del Cholo estuvo de 10. Asaltó para el 0-1 la línea defensiva de Flick con un gol que el VAR avisó que era válido. No estaba en fuera de juego. Entonces el equipo del Cholo desapareció.
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Y Pedri tomó el balón y encontró a un Raphinha que corría y corría. Empate. Y la herida no se le abrió más al Atleti porque Oblak se le hizo pesadilla a Lewandowski. Solo con estar, si quiera. Como cuando vio cómo el polaco remataba a la grada aún sin terminar en el campo azulgrana un penalti. Después le enseñaría su mano milagro. En la segunda parte se repartieron las ocasiones hasta que Simeone sufrió el segundo revés. Y este hizo aún más daño: el lesionado era Baena. Y justo después marcó Olmo. Que una vez estuvo por delante en su regreso al Camp Nou ya no existía. Por mucho que Almada tuviera la ocasión, pero quiso asegurar tanto que rompió el cántaro. Derrota rojiblanca en la primera etapa de la fase Alpina fuera (Barça, Athletic y PSV). Y, lo peor, con duras secuelas.
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