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El adiós de las campeonas

Más allá del ruido generado por los éxitos y por los conflictos de la Selección de fútbol, el deporte femenino español siempre ha gozado de grandes campeonas en múltiples disciplinas. Antes, durante y después de este histórico 2023. De hecho, el mismo domingo que España logró la gesta, una atleta ganaba otro Mundial, la marchadora María Pérez, que repitió oro cuatro días después. Esta semana, dos de esas ilustres que han elevado a la mujer española a los altares deportivos han sido noticia por diferentes razones, aunque con nexos coincidentes: Lydia Valentín anunció su retirada y Sandra Sánchez, que ya había pasado por ese trago el año anterior, presentó su documental. Las dos han hecho historia en disciplinas minoritarias, la halterofilia y el kárate, durante una época especialmente brillante de las mujeres deportistas en la que han compartido gloria con Carolina Marín, Mireia Belmonte, Ruth Beitia, Joana Pastrana, Laia Palau, Garbiñe Muguruza u Ona Carbonell, quien también se ha despedido este curso.

Lydia y Sandra tienen en común el espléndido palmarés, en el que luce la triple corona: oros en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. También sus ejemplos. La haltera compitió en un periodo de dopaje generalizado en su deporte con un discurso nítido de limpieza. La karateca se superó a sí misma hasta que doblegó a su eterna rival, Kiyou Shimizu, a quien apuntilló en su casa, en el Budokan de Tokio, el templo de las artes marciales. Las dos querían dilatar sus carreras hasta París 2024, pero no pudieron. Sandra, porque el kárate salió del programa olímpico, lo que precipitó su adiós. Lydia, por una lesión que le ha dejado fuera de los Juegos y que le ha impedido cumplir el sueño de portar la bandera. Son dos ejemplos del pujante deporte femenino, que es amplio y diverso. Siempre lo ha sido.