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Duplantis o cómo tocar el cielo

Dos horas y media después del comienzo de la final de pértiga, Armand Duplantis ya estaba solo. Como siempre en los concursos. Cuando sus rivales, Karalis (5,90) y Kendricks (5,95) ya habían ganado la plata y el bronce, Mondo aseguraba el 6,00. Y oro automático. Lo que pasa es que la competición del sueco americano siempre empieza ahí, por encima de seis metros. La altura que para otros es excepcional, Duplantis la tiene como cotidiana. Después ya pasa a lo serio. Al 6,10. Como fiesta final, el récord mundial, 6,25, que hizo estallar el Stade de France al ritmo de Johnny Hallyday, el gran rockero francés.

¿Y por qué Duplantis puede hacer eso y nadie más? Lo primero es porque para él la pértiga es como “montar en bici”. Desde que su padre Greg le diera una garrocha para saltar en la colchoneta del patio trasero de su casa en Louisiana, no ha parado. Con seis años saltaba 1,67, a los 10 llegaba a 3,86, con 18 se hacía mayor de edad y volaba a 6,05, el terreno de los más especiales: El club de los 6 metros. Con 20 ya era el elegido, el más especial, y mandaba a un lado las marcas de Bubka y Lavillenie. Saltó 6,17, 6,18. Con 24, ya tiene 6,25 y una cuenta de nueve récords mundiales, que tiene muchas opciones de crecer.

Duplantis estaba acompañado en esta noche mágica de Greg y Helena, sus padres que también sus entrenadores. Tras cada salto, le enseñaban una tablet para corregirle los errores, igual que hacían cuando era niño, en la universidad de Louisiana State y ya siendo una superestrella mundial. También estaba su hermano, también pertiguista, y el que le animó a mejorar y mejorar. Por él, Duplantis compite por Suecia, el país de Helena, brillante deportista de combinadas. Todo unido a una colchoneta y volar.

Duplantis celebra con sus padres Greg y Helena. Y también con Renaud Lavillenie.
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Duplantis celebra con sus padres Greg y Helena. Y también con Renaud Lavillenie.KIRILL KUDRYAVTSEVAFP

Un saltador intuitivo

Vivir con una pértiga al lado es una de las claves, pero hay más elementos. Lo primero es su físico. Mide 1,81, una altura buena, pero lo que más llama la atención es su fuerza. Es descomunal, aunque en apariencia no sea tan musculoso como otros compañeros. Para sus supersaltos utiliza una pértiga de 5,15, mucho más larga de lo habitual, y entra muy rápido a la tabla, A 36 km/h. Bate mucho más cerca de lo que se hace en otras escuelas. Un saltador intuitivo, que maneja con maestría la fase aérea, como un equilibrista.

Y hay otro factor psicológico muy importante en el fenómeno sueco. Duplantis no conoce el miedo, un elemento clave para subir a más de seis metros y no atemorizarse como un ser humano normal. Cualquiera que tuviera que subir sin red a un segundo piso a bordo de una pértiga, o con cualquier otra cosa, sentiría pánico. Para Duplantis es su día a día. Se lo inculcó su familia, lo aprendió en la colchoneta y lo ha demostrado en París.

La progresión de Duplantis desde los seis años hasta hoy

  • 6 años: 1,67
  • 7: 2,33
  • 8: 2,89
  • 9: 3,20
  • 10: 3,86
  • 11: 3,91
  • 12:3,97
  • 13: 4,15
  • 14: 4,75
  • 15: 5,30
  • 16:5,51
  • 17: 5,90
  • 18: 6,05
  • 19: 6,00
  • 20: 6,18
  • 21: 6,10
  • 22: 6,21
  • 23: 6,23
  • 24: 6,25

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