Dos templos del motor
El próximo fin de semana es una delicia para los aficionados a los deportes del motor y, en especial, al automovilismo. Y una buena oportunidad de engancharse a ellos para quienes todavía no lo son. El domingo se celebran las 500 Millas de Indianápolis, desde hace 50 años en la fecha más cercana al Memorial Day, que suele coincidir con otra carrera legendaria del calendario, el GP de Mónaco de Fórmula 1. Son las dos citas más importantes de las cuatro ruedas junto a las 24 Horas de Le Mans, con la que forman la llamada Triple Corona. La Indy 500 es una prueba centenaria, nacida en 1911, que arrastra leyendas y tradiciones a su altura, como esa botella de leche que se bebe el vencedor. Montecarlo es un gran premio más joven, de 1950, pero rebosante del glamur que emana el circuito urbano del Principado y un ilustre palmarés que encabeza un mito, Ayrton Senna, con seis victorias.
El deporte español puede presumir de protagonismo en los dos escenarios, si bien es cierto que con expectativas inferiores al año pasado. Entonces, Álex Palou partió en Indianápolis desde la pole, una posición que no es tan relevante en la Indy, pero que ilusionaba en un piloto que ya había sido segundo en 2021. Esta vez saldrá desde la 14ª plaza, que no es decisiva para poder optar al triunfo, pero rebaja la euforia. En la F1 está el dúo de costumbre, Fernando Alonso, dos veces ganador aquí, y Carlos Sainz, subido a un Ferrari que también integra esa mística. Alonso no anduvo lejos el pasado año, segundo tras Max Verstappen, pero el acercamiento de este curso enfría la esperanza, después de las evoluciones fallidas en Aston Martin y su farolillo rojo en Ímola.
El remate de la semana llega montado en moto, con la disputa del GP de Cataluña, donde será más fácil el liderazgo español y, puestos a buscar un final feliz, por qué no con el regreso de Marc Márquez a lo más alto.