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Dos Españas, un único Lamine

En esta España no cabe un análisis sin elogios ni reproches. La Selección afeó una puesta en escena maravillosa por el error de Unai Simón y una gestión dudosa posterior que ponen en cuarentena su madurez competitiva. Fue una pena, porque cuando jugó lo hizo como nunca en mucho tiempo. Pero se perdió después, enfangada por la dureza de Brasil. Aun así, la victoria se le escapó en la última jugada y hay conclusiones importantes que prometen un futuro. De la Fuente salió con todo y se vio las posibilidades de un once que congrega a Lamine, Olmo y Nico Williams. Con los dos extremos, absolutamente desbordantes, España construyó muy bien los ataques por fuera y utilizó a Olmo entre líneas para conectarlos. Morata se excedió en los apoyos y picó poco en el área, pero también entró en juego para favorecer la libertad de sus tres acompañantes. A esa pujanza ofensiva se añadió una presión que descompuso a Brasil. El 1-4-3-3 que se dibujaba en fase ofensiva mutaba a un 1-4-4-2, con Fabián pegado a Rodri, y el dibujo y la intensidad sirvieron para cerrar todos los pasillos y comprimir las líneas.

A España todo le salió bien hasta que Unai Simón arriesgó de más y abrió la puerta del partido a Brasil. Se trató de un error que no tocaba. El control era de España, Brasil no daba señales de resurrección y no merecía la pena asumir el peligro que entrañaba un pase de esas características. La Selección leyó mal el momento y lo gestionó todavía peor después cuando Endrick saltó al campo. Se desconectó, se rompió e insistió en una presión que por piernas no le daba para hacer ya. Quizá De la Fuente debió ordenar un repliegue mayor para asegurar el fuerte, pero se persistió en una idea extremista que terminó por empañar el desarrollo del encuentro. España compitió ante Brasil, sí, pero no de la mejor manera. Quedémonos con lo bueno y, sobre todo, con Lamine, que rindió al Bernabéu.

Lamine fuera, Olmo dentro

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Morata abre a Lamine, que lanza la diagonal hacia dentro y busca el desmarque de Olmo entre línea. Este tipo de movimientos los entiende a la perfección el mediapunta para enriquecer la pauta ofensiva de la Selección.

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