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Disfruten de Pogacar

Ningún aficionado empezó engañado el Giro de Italia 2024. No sé si algún optimista llegó a pensar, remotamente, en una lucha igualada por la maglia rosa, quizá tras la primera y única sorpresa de esta edición, cuando Jhonatan Narváez batió a Tadej Pogacar en la jornada inaugural, aunque francamente lo dudo. Su debilidad duró poco. Aquí, todos nos hemos plantado frente al televisor desde la salida del Piamonte con la certeza de que este Giro iba a ser un paseo triunfal de Pogacar. Eso es lo que está sucediendo, incluso por encima de las previsiones. Y es lo que va a ocurrir hasta la última meta, si no se entromete ninguna desgracia, que en el ciclismo es algo que puede pasar con más frecuencia que en otros deportes.

El esloveno ha llegado a la jornada de descanso de Nápoles, que marca el primer tercio teórico de la competición, con una sólida ventaja sobre sus principales rivales: 2:40 minutos a Daniel Martínez y 2:58 a Geraint Thomas. La renta es producto de su dominio en las tres etapas más decisivas de la semana inaugural: las dos metas en alto en el Santuario de Oropa y en Prati di Livio, y la contrarreloj de Perugia. Tres victorias que incluso podrían haber sido alguna más, como el día del mencionado pulso con Narváez o en aquella tercera etapa en la que retó a los velocistas mientras jugueteaba con Thomas. También le hemos visto preparar algún esprint a su compañero Sebastián Molano. El líder del UAE Team es puro espectáculo. Y ese es el único enfoque que hay que darle a este Giro. La incertidumbre podrá arropar la pelea por las otras dos plazas del podio, o por duelos paralelos como el que protagonizan dos jóvenes emergentes, Cian Uijtdebroeks y Antonio Tiberi, por la maglia blanca. En esos escalones sí puede haber emoción. Respecto a Pogacar, no. Ahí, la mejor actitud es entregarse a la causa y disfrutar. Al menos, Tadej sabe envolver su monólogo de magia.

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