OPINIÓN

¿De verdad sobraba Modric en el Madrid?

¿De verdad sobraba Modric en el Madrid?
Daniele Mascolo
Luis Nieto
Director adjunto. Licenciado en CC de la Información por la U. Complutense y máster en Transformación Digital y Estratégica (EOI), inició su carrera en el Diario Ya. Trabajó El Independiente y Diario 16. Llegó a AS en 1996. Ha ejercido las funciones de jefe de fútbol, redactor jefe, subdirector, director de la página web y director de Información.
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Sin lesiones. Modric juega hoy, ante Chequia, su partido número 191 con Croacia, con la que no falta a una cita desde junio del 24. Un informe de FIFPRO, sindicato mundial de jugadores, acaba de revelar que fue el futbolista que participó en más partidos la pasada campaña, 76. Otro anterior, de abril, le incluyó entre los cuatro de la Liga que menos descanso tuvieron entre encuentro y encuentro. A eso llegó porque no sufrió lesión alguna y porque solo faltó en cinco choques: tres por decisión técnica, uno por sanción y otro por una gripe. Y aun así, el Madrid decidió no renovar su contrato sin más razón que la edadista: sus 40 años.

Ejemplar. Al Milan (y a medio mundo) le pareció un jugador todavía muy aprovechable y bien que lo está aprovechando. Ha jugado los seis partidos de Liga como titular, a una media de 85 minutos por cada uno de ellos, adornados con un gol, una asistencia y ese aire de líder silencioso, de predicador con el ejemplo, que le hizo ser adorado en el Madrid. Su Milan, que acabó octavo el curso pasado, ahora está tercero, a dos puntos del líder de la Serie A. Fuera de Europa, el equipo rossonero le ofrece a Modric un solo partido por semana y eso parece muy a su alcance hasta llegar al Mundial, el último baile de un jugador de leyenda.

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Experiencia. Quienes defendieron su salida argumentaron que le quitaría minutos a Güler, el hombre del futuro, pero Modric, que había jugado de media 47’ durante el curso, se hubiera conformado con poco. Asumió su suplencia, que ya es asumir en un Balón de Oro ganador de seis Copas de Europa, y asumió un recorte salarial severo porque aún se sentía útil. Xabi no habría puesto objeciones, más conociendo que no se ficharía un sustituto y que no dispone de un centrocampista tan experto para emergencias o gestión de partidos. Por eso cuesta creer que el líder de un Milan que hace un año ganó en el Bernabéu no esté para media hora en el Madrid.

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