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De la Fuente, un mosquito en busca de un parabrisas

Hay que valorar que Luis de la Fuente no pusiera límite ni a las preguntas ni al tiempo que le dedicó a justificarse. No es lo que se lleva en la Federación, un ecosistema dominado por unos pocos en los que, desde tiempos remotos, hacen de su capa un sayo. Las explicaciones del seleccionador pueden convencer a más o a menos gente, pero fueron un acto de humildad y de valentía. Hizo lo mínimo que podía que hacer.

Pero el problema de verdad es el sistema. Todas las Asambleas de la Federación en el último medio siglo han sido un paseo militar. Hay uno que manda y 140 que obedecen, y el seleccionador es uno de los segundos. Pero esto no ha sido con Rubiales, esto ha sido también con Porta, Roca y Villar, que yo haya vivido. Y así seguirá mientras no se ataque el problema de raíz, que sería pasar de un censo de 140 votantes a otro con el millón largo de federados, lo que haría imposible manejar el cotarro tan fácil como ha sido hasta ahora. Otra medida interesante sería limitar los mandatos a dos períodos de cuatro años. Porque cuando son más pasa lo referido: que uno se acostumbra a mandar y los demás a obedecer. Eso, en situaciones de crisis como la vivida, les convierte a todos en mosquitos en busca de un parabrisas. Es lo que le ha pasado a De la Fuente.