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Dani Olmo, para la historia

Quien tenga memoria, que guarde para siempre lo que vio. Un futbolista por encima de un partido más guerrero que bello, más intenso que técnico. Dani Olmo dejó una de esas actuaciones que deben ser recordadas y llevó a España a las semifinales cuando más crudo lo tuvo. Hubiera sido cruel caer, porque esta Selección está para todo, pero los cambios de Luis de la Fuente casi la condenan. Resultó irresponsable quitar a Lamine, Nico Williams y Morata, sus tres hombres para salir, y optar por la resistencia. Nunca es una buena idea encerrarte en tu área, pero si Alemania está enfrente se trata de una imprudencia imperdonable. Pero Olmo, imperial desde que entró por Pedri, perdonó al seleccionador y desde la izquierda despertó a España en la prórroga. Antes había gobernado con su fútbol entre líneas, apariciones en la frontal y un desparpajo absoluto en cada acción para sacar las vergüenzas defensivas de una Alemania sin escudo y con un Kroos irreconocible en todo.

España mereció la clasificación, pero se empeñó en complicarse la vida. Cuando los apoyos de Morata fueron finos, que no siempre lo fueron, tuvo salida y encontró la inspiración de Lamine en la derecha. Alemania siempre protegió mal su frontal y Olmo facturó. Sin embargo, De la Fuente equivocó después el camino y Ferran, Oyarzabal y Merino (el héroe final) no entraron bien al partido. El contexto cambió tras el gol y la agonía hizo acto de presencia. Ni el equilibrio de Rodri ni el juicio de Olmo no pudieron contener a una Alemania por las bravas. Füllkrug planeó sobre Nacho y Laporte (notable) y los de Nagelsmann abrasaron con varias referencias ofensivas para terminar encontrando el empate por medio de Wirtz. A España le tocaba seguir sufriendo, aunque Olmo no estaba por la labor de irse a casa antes de tiempo. Le tocó jugar en la izquierda y pidió el balón para sí ante Kimmich. Nadie le podía parar. Quería hacer historia y lo hizo para salvar los peores cambios de De la Fuente. Olmo firmó uno de esos partidos que se contarán mucho tiempo.

Abierto como extremo

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Con los cambios, Olmo acabó en la izquierda y siguió con su lección magistral. Se abrió para recibir y puso un centro extraordinario para la llegada desde atrás de Mikel Merino.

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