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Dani Jarque, 13 años y una ucronía

El 8 de agosto es un día que quedará retenido, inolvidable por su amargura, en la memoria del Espanyol. Pasadas las 19:00 en el hotel de concentración del equipo blanquiazul en Coverciano (Italia) Dani Jarque fallecía a causa de una asistolia fulminante. El capitán dio paso a la leyenda. Fueron unos días de lágrimas y silencios en los que todo el fútbol mundial se solidarizó con la desgracia perica, que apenas seis días antes había inaugurado su nuevo estadio ante el Liverpool de Fernando Torres con Jarque como flamante capitán. 13 años más tarde, la fecha sigue inalterable, como la tristeza, y el minuto 21 en cada partido del Espanyol ha quedado ya para la posteridad, como el homenaje que se realizará este lunes en la puerta 21 del estadio junto a su estatua.

Jarque se fue con 26 años cuando asumió la capitanía del Espanyol después de seis temporadas en el primer equipo. De no ocurrir esa desgracia, ahora con 39, quizás estaría jugando todavía por ejemplo en Japón con su amigo Andrés Iniesta o se habría retirado por el desgaste de una carrera en la elite desde muy joven y formaría parte del organigrama del fútbol base de un Espanyol que acostumbra a dar salida a sus ex jugadores, como ahora ocurre con sus amigos Javi Chica, Julián López o Alberto Lopo.

Antes de eso, a Jarque le hubiera tocado liderar varios momentos clave en la historia del club. Por circunstancias obvias se desconoce qué hubiera ocurrido con el central entre 2009 y 2015, la etapa antes de la llegada de Chen Yansheng en la que se puso fin a un periodo de éxitos con la marcha de jugadores como Carlos Kameni, Raúl Tamudo o Luis García, y en la que la entidad, ahogada económicamente, vendió a la mayoría de activos. Jarque era un central cotizado, cerca de acudir a la Selección cuando le ocurrió la desgracia, por lo que en el futuro habría estado en la quiniela de grandes clubes también. No era muy dado el jugador a las aventuras fuera del club perico. En la campaña 2004-05 prefirió quedarse pese a que Miguel Ángel Lotina tenía otros planes en la defensa aunque, finalmente, recurrió al de Sant Boi en 21 ocasiones. Su rendimiento le abrió las puertas de la titularidad a partir de ahí.

En un fútbol que estaba cambiando de modelo, Jarque representaba el central contemporáneo, adelantado a su tiempo. Polivalente (había jugado de lateral y mediocentro), tenía buena salida de balón, dominaba el juego aéreo y podía defender lejos de la portería. Por eso mismo se adaptó tan bien a distintos entrenadores como Lotina, Ernesto Valverde, Tintín Márquez o Mauricio Pochettino. Le dio tiempo de jugar 332 partidos oficiales desde que debutara en el filial. En el primer equipo jugó 212. Momentos de una vida corta, muy corta, aunque eterna ya para el Espanyol.