Cualquier verano es un principio
Hace un año el cuerpo de La Roja no estaba para fiestas. Mientras unos brindaban con sidra, esos aficionados albicelestes que por fin veían a Messi ganar un Mundial, en España se guardaba el luto tras el fiasco de Qatar. De la Fuente fue el elegido para olvidar las penas. Llegó casi en silencio, con el perfil de hombre de la casa, de técnico que dirige y habla lo justo. Una apuesta que, tras lo vivido con Luis Enrique, sonaba a volantazo en plena Gran Vía. El resultado ya lo conocen: España volvió a ganar un título, la Nations League, algo que no sucedía desde la Euro 2012, y se clasificó para la Eurocopa de Alemania como primera de grupo y cabeza de serie.
El ranking FIFA es un buen termómetro para medir el fútbol. Si en el último previo al Mundial (6 de octubre) España era séptima, en el primero tras el batacazo ante Marruecos (22 de diciembre) había caído hasta el décimo lugar. Y ahora, ¿cómo está la cosa? Pues somos octavos en una especie de sándwich mediterráneo en el que Portugal (séptima) e Italia (novena) hacen de pan. Cualquier verano es un final, así titula Ray Loriga su última novela. Para La Roja, el verano de 2024 debe ser un principio, como aquel de 2008 que nos condujo a un triplete mágico.
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