Con perdón
Comienza la primavera con el Barça como gran animador de la conversación pública. Han debido plantearse si salir a los campos con bandera blanca y dejarse golear en expiación por los pecados negreirísticos, pero una voz calmada ha tenido una idea mejor: pedir perdón.
Debe hacerlo el Barça en su conjunto, aunque a priori vestuario y aficionados no tienen nada que ver con un escándalo perpetrado por sucesivas directivas. Pero el equipo ha resuelto salir al rescate del club y los barcelonistas se han propuesto aguantar con humildad el chaparrón de dedos airados.
Debe pedir perdón también el Barça por haber resucitado, por levantarse después de tan oscura época, no sé si esto molesta más aún que lo de Enríquez e hijos. Perdón por usar recursos propios (palancas) en lugar de ajenos (CVC) para hacerlo. Perdón por tener una idea que le ha guiado en su reconstrucción, idea que los demás atacan por romántica e ineficaz, pero defienden cuando el Barça la deja puntualmente de lado, ya que debe ser prisionero de sus palabras. Perdón por la incoherencia, por tanto.
Seguirá pidiendo perdón el barcelonismo cuando el VAR revise adecuadamente una jugada. Puesto que se suponen robos infinitos en los pasados años, deben permitirse decisiones que casualmente coincidan con los intereses del rival.
Que pida perdón Xavi también, por todo, por ser Xavi, un hombre que aglutina en su figura tanta idea como fuerza; que más que tener el paraguas del club, se lo da. Que pida perdón el equipo, que ha tomado prestadas capacidades privativas de otros: remontar, saber competir, marcar a la contra.
Y debe pedir perdón porque ha introducido un arma de justificación masiva en los rivales que va a penalizar al club culé en términos de prestigio pero lo va a beneficiar en competición: cada derrota contra el Barça será por culpa de su terrible intención mafiosa y sus actuales tentáculos. No se me ocurre nada más peligroso para los rivales que tener esta excusa para justificar que ahora son peores que los blaugrana.