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Como si fuese una semifinal con el City de Guardiola

Me apetecía un Clásico copero con doble ración y la mano inocente de nuestro seleccionador, Luis de la Fuente, ha servido para darle realce y morbo a una semifinal que nos garantiza más emociones y morbo en una competición que está viviendo su mejor momento de atención y espectáculo garantizado. Las bolas calientes no existen por mucho que algunos se empeñen. A la Federación le hubiese encantado una final Madrid-Barça en La Cartuja el 6 de mayo, pero lo bonito de esta competición es que no hace distingos. Incluso, hasta Osasuna puede soñar con volver a su primera final desde 2005…

Para la tropa de Ancelotti es un doble reto excitante. El italiano ya les ganó la final en Mestalla en 2014, con el maravilloso gol de Bale con Bartra. Esa fue la última Copa del Rey que recaló en las vitrinas del Bernabéu, por lo que de la mano del italiano va tocando tocar de nuevo un trofeo que sería el número 20 en el palmarés del club. El Barça es el Rey de Copas indiscutible y eso ha permitido al Madrid centrarse más en la Champions (les sacamos 14 a 5 en el palmarés particular), pero eliminar al Barça en el Camp Nou en plena Semana Santa daría un impulso bestial para la recta final de la temporada, que es cuando de verdad se juegan los títulos. Hay que tomarse esta semifinal como si fuese de Champions, como si fuese el City de Guardiola. Eliminar a este Barça de Xavi, discípulo ideológico de Pep, sabría a gloria.