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Chus Mateo se gana el ‘cum laude’ en una final bestial

Otra vez. El Madrid, campeón. Empieza a dejar de ser noticia en un equipo de leyenda que compite con una fiereza y un hambre que solo se explican por la exigencia de este escudo y por la sabia mano de Chus Mateo. Un técnico que recibía la gigantesca herencia de Pablo Laso y que ha sabido escalar esa montaña tan difícil de superar consiguiendo que su Madrid juegue como los ángeles y que lea las situaciones de partido con inteligencia y eficacia. Atreverse a jugarse prácticamente casi todo el partido con el mismo quinteto demuestra personalidad y mano firme.

Lógico. Campazzo, el MVP, le da una agresividad y calidad al equipo inigualables. La conexión francesa Poirier-Yabusele también presentó su candidatura a los Oscar de esta Copa. El center estuvo colosal en una recta final del partido donde acabó con Vesely y Hernangómez. La tortuga Deck estuvo deslumbrante en defensa y en ataque y, para completar el puzle, Musa fue definitivo con sus penetraciones y su muñeca de seda. El Madrid ya ha ganado dos títulos en lo que va de temporada y aspira al pleno y al póquer soñado con la Liga ACB y la Euroliga. No le veo rival que pueda frenarles. Juegan como una familia y son los mejores. En el deporte de elite la convicción, el compromiso y la fiabilidad son fundamentales. Este Madrid tiene todo eso. ¡CAMPEONES!

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