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Carreño se une al club de maestros

Pablo Carreño se convirtió el domingo en el 15º tenista español que entra en el selecto club de ganadores de Masters 1.000 desde que se oficializó esta categoría allá por 1990, después de rematar una semana mágica en Canadá con victorias ante rivales de peso en el circuito: Berrettini, Rune, Sinner, Draper, Evans y Hurkacz. El 14º y anterior español que se había sacado la licenciatura de maestro había sido también en la presente temporada: Carlos Alcaraz, en Miami y en Madrid. Ambos protagonizan historias diferentes, pero los dos son notables ejemplos de la fuerza del tenis de España, que es el país con más títulos del mundo en este nivel, por delante de Estados Unidos, con un total de 58 coronas, si bien 36 de ellas pertenecen al más grande: Rafa Nadal. A la estela del balear, Alcaraz ha emergido con potencia como un valor de presente y futuro, al más alto nivel. Pero Carreño, como decíamos, es un jugador diferente, que nunca ha proyectado al top-5 mundial, aunque puede alcanzar dulces momentos de juego en los que no pierde la cara a ningún rival.

Carreño salió ayer como el número 14 de la ATP, y llegó a ser el 10º en 2017. Eso sólo puede conseguirse con persistencia, regularidad y clase. No todo el mundo puede ser Nadal. Ni siquiera deberíamos obsesionarnos en pedírselo a Alcaraz. Hay otro escalón de grandes jugadores, donde el gijonés no desentona nada. En este Masters 1.000 de Canadá se ha demostrado que, sin Nadal y Novak Djokovic en escena, el circuito se abre muchísimo. El propio Herbert Hurkacz, su rival en la final, aprovechó una circunstancia similar para ganar en Miami en 2021. A Carreño, además, se le da bien esta parte del curso. No olvidemos que el año pasado le ganó el bronce olímpico a Djokovic en Tokio. Y que ha sido dos veces semifinalista en el US Open. Todavía puede exprimir más la racha. Y su calidad.