Campeonar pensando en Milán
Hansi Flick decidió rotar y comparecer con un equipo irreconocible, desde la portería propia hasta la contraria...

Una tarde primaveral de 1985 al Barça le bastó con sumar dos puntos en Valladolid para campeonar y que Núñez por fin pudiese cumplir la promesa de hacer un equipo ‘triomfant’. En realidad, la Liga estaba ya en la buchaca de forma virtual, aunque matemáticamente se consumase ese día. Le sobraban puntos, pero la ansiedad tras una década de sequía y solo una Liga en 25 años, provocó que Urruti t’estimo subiese al santoral azulgrana al detener un penalti en el último minuto.
Lo de Zorrilla era otra cosa muy distinta. Con el Valladolid ya desahuciado y la semifinal de la Champions a solo tres días vista, pero sin mucho margen para el error en el torneo nacional, Hansi Flick decidió rotar y comparecer con un equipo irreconocible, desde la portería propia hasta la contraria. El gol tempranero de los locales hizo que los pucelanos soñasen con una última victoria honrosa ante el líder y al Barça se le apareciesen viejos fantasmas.
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Salivaban ya en La Castellana cuando el técnico alemán decidió no esperar más para recurrir al primer comodín, Lamine Yamal. El resto salió cuando ya la corbata empezaba a apretar a Laporta. En un visto y no visto del segundo tiempo voltearon el marcador y empezaron a reservar gasolina para Milán. Ya solo falta que el Celta puntúe en el Bernabéu para poder campeonar en el Clásico.
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