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Camavinga falla a su titularidad

Con más o menos lustre, el Madrid cuenta sus encuentros por victorias y parece decidido a no bajarse del tren del éxito. Pasó un mal primer tiempo contra el Leipzig, expuesto en las transiciones e incapaz de neutralizar a Werner y Nkunku, pero se aplicó después para ordenar sus desarreglos y confiar en las firmas de Vinicius y Valverde, cuyos inicios de temporada les colocan en una escala jerárquica superior. Se espera a Camavinga en ese lugar, pero no termina de llegar a él. Ancelotti le concedió una nueva titularidad que el jugador francés dejó escapar.

Se atribuyen a Camavinga, con razón, unas condiciones innatas. Su fútbol desprende naturalidad, energía y aptitudes técnicas notables. Pero también es cierto que no termina de pesar como debería en el juego. Solo en contextos de ida y vuelta, donde explota su velocidad y presencia física, ha logrado ofrecer un rendimiento continuado que nunca da cuando asume la titularidad. Le volvió a suceder ante el Leipzig, como interior, sin aparecer apenas en la base de la jugada. A nivel posicional tampoco sacó partido de la distancia entre líneas que se contemplaban en el 1-4-4-2 del Leizpig. No intervino y no ayudó nunca a organizar los ataques, constatada así una vez más la importancia, a veces subterránea, de Kroos. Sin mediador, el Madrid necesitaba un Camavinga más propositivo y que transmitiera mayor autoridad, pero a cambio se encontró con un futbolista que tuvo dificultades en el giro y de limitado criterio. También enseñó algunas grietas en el repliegue en el primer tiempo. Se manejó con poco entusiasmo en ese registro, aunque esa sensación alcanzó a todo el colectivo ante un Leipzig al que durante mucho tiempo le dio igual que le presionaran porque no se sentía presionado. El espacio entre líneas del Madrid facilitó sus escapadas. Más allá de esa percepción general, Camavinga no correspondió a la confianza de Ancelotti y el estigma que le rodea sigue presente. Es un jugador cuando sale de inicio y otro muy distinto cuando entra desde el banquillo. Suerte para el Madrid que Vinicius y Valverde están de principio a fin.

Relajación defensiva

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El balance de Camavinga no es el adecuado. Repliega con lentitud y desatiende la vigilancia. Forsberg puede rematar en una situación ventajosa que no aprovechó.