MENTALIDAD IMPARABLE

Marcarse objetivos (y cómo conseguirlos): el desafío del siglo XXI

“No es una desgracia no alcanzar las estrellas, es una desgracia no tener estrellas que alcanzar”

En el anterior artículo recuperé una frase de Mark Zuckerberg que debería estar colgada en todas las neveras del mundo: Hecho es mejor que perfecto. También aproveché para dejar ir otra gran idea: la mejor manera de hacerlo es hacerlo, de Amelia Earhart, una aviadora fascinante que surcó los cielos cuando muy pocos lo hacían, y mucho menos siendo mujer.

Con esa frase sintetizó dónde está la clave para superar el miedo a no dar ese paso. A no conseguir un propósito. La mejor manera de hacerlo es, sencillamente, hacerlo. Pasar a la acción, tener la determinación y la valentía de que eso que queremos que suceda, suceda de verdad. ¡Ponerte en marcha!

Puede parece paradójico, pero son muchas las personas, independientemente del ámbito en el que se muevan o trabajen, que se quedan bloqueadas por temor a, precisamente, acercarse a su sueño, su meta, y quedarse a las puertas. Hay un extracto de un texto atribuido a Benjamín Mays que dice: “No es una desgracia no alcanzar las estrellas, es una desgracia no tener estrellas que alcanzar”.

Cuando hablamos de deporte, ese esencial tener una meta, un sueño. Pero esa meta se conquistará o tendremos más posibilidades de acercarnos si trabajamos según objetivos. Imaginemos que estamos en plena ‘operación bikini’. Una meta puede ser perder cuatro kilos de peso u ocho centímetros de cintura, pero los objetivos serán practicar una hora de ejercicio diario y seguir una dieta con déficit calórico. Si cumplo con los objetivos, alcanzaré o sumaré más posibilidades de éxito.

Para un deportista, una meta puede ser conseguir una medalla en unos JJOO o sencillamente (aunque no tiene nada de sencillo) acudir a unos JJOO. Pero los objetivos marcan el trabajo intensivo y exhaustivo semana tras semana, mes a mes, día a día. Según la meta, definiremos un determinado trabajo u otro, unos determinados objetivos u otros. De hecho, hay estudios (Ericsson, Prietula y Cokely, 1997) que han demostrado que una de las grandes diferencias entre los deportistas de alto nivel y los deportistas que están en etapas de formación radica en que estos últimos no se marcan objetivos a medio y corto plazo.

¿Qué tipos de objetivo hay?

No todos los objetivos persiguen lo mismo. Existen tres tipos de objetivos que un deportista debe tener en cuenta: los objetivos de resultado, los objetivos de cumplimiento, y los objetivos de proceso. Los primeros se centran en el resultado competitivo obtenido. Por ejemplo: conseguir una determinada marca o posición. El resultado marca la consecución o no. En segundo lugar, los objetivos de cumplimiento se basan en la comparación con uno mismo. Por ejemplo: la mejora de una marca propia. Por último, los objetivos de proceso se fijan en la consecución correcta de las acciones que tiene que realizar un deportista para rendir bien. Por ejemplo, mantener una buena postura.

Tener o no tener objetivos y seguir o no unos objetivos marcan la diferencia entre los profesionales que aspiran verdaderamente al éxito y la victoria y los que no. Básicamente, porque han trazado un plan que, sumado a su talento, les da una ventaja. Quien solo confía en su talento o habilidad, pero olvida el trabajo diario y la mejora progresiva de esa misma habilidad o talento, se aleja irremediablemente de la meta.

¿Cómo definir los objetivos?

Ya lo dijo Antoine de Saint-Exupéry: ‘un objetivo sin un plan es solo un deseo’. Hemos de diferenciar entre lo realizable y lo no realizable. Entre el objetivo y el deseo. Los objetivos son pautas deben que preparan al deportista para conseguir lo que quiere: una marca, una medalla, una victoria, una buena posición. Hay que trazar un plan y para ello debemos revisar que nuestros objetivos sean SMART, es decir:

1.- Que sea eSpecífico

Porque quien mucho abarca, poco aprieta. Simplifica. Focalizar bien el objetivo te permite visualizar mejor lo que quieres conseguir y cómo lo vas a hacer.

2.- Que sea Medible

Si no se puede medir, no se puede avanzar. Necesitamos medir cada paso para reajustar el plan de trabajo que nos permita llegar a la meta.

3.- Que sea Alcanzable

Es fundamental marcar metas alcanzables en el tiempo o lo único que encontraremos será desmotivación por no conseguirlo.

4.- Que sea Realista

Puede ser ambicioso, pero ha de ser proporcional a las posibilidades y el potencial del deportista.

5.- En el Tiempo

El tiempo es tu aliado: no quieras correr. Respétalo y cuenta con él para conseguir lo que te has propuesto.

Como ves, tener objetivos no es suficiente, hay que definir unos objetivos SMART que nos permitan crecer y mejorar. Esa es, precisamente, la diferencia entre quienes suben un nivel en el ámbito deportivo y lo que, como te explico en este capítulo de Imparables, determina que una joven promesa no se quede en solo eso: joven promesa.

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