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Bellingham sale a exhibición diaria

Lástima lo del Sevilla, único de nuestros representantes que se ha despeñado en esta fase de grupos de la Champions. ¿Qué le pasa al Sevilla? Es difícil de explicar, algo así como el tan repetido “¿en qué momento se jodió el Perú?” de Zavalita en ‘Conversación en La Catedral’. Un equipo que acertaba en todo se ha metido en confusión de un tiempo acá, en los despachos y en el campo. Anoche lo tenía todo de cara, con 2-0, cuando uno de sus puntales, el ejemplar Ocampos, provocó su expulsión por dos melonadas en un lapso de tiempo cortísimo. El equipo se desconcertó y al PSV no le tomó mucho tiempo voltear el marcador y eliminarle.

La Real no consiguió cerrar el primer puesto, que queda a expensas de un empate en la última jornada en campo del Inter, un encuentro que se presume precioso, pero digamos que ha hecho, o está haciendo, un grupo magnífico. Pero el gran partido de la noche fue el del Bernabéu, cerrado con un marcador rotundo, 4-2, que confirma al Madrid como campeón de grupo. Bien el Nápoles, que se adelantó en el marcador y que al regreso del descanso, tras hacer un rápido 2-2, tuvo durante algún tiempo el balón y el control del partido. De esa única mala fase salió el Madrid de la mano de Bellingham, que se vació para sacar al equipo del pantano y lo consiguió.

Fueron muchos los madridistas que jugaron bien o muy bien. Kroos dictó un curso, Carvajal estuvo magnífico, Brahim confirmó que se puede contar con él, Rodrygo hizo un gran primer tiempo, el debutante Nico Paz se presentó con un golazo… Podría citar más. Pero lo de Bellingham es extra por su despliegue, su firmeza, la calidad con que sale de problemas o limpia el panorama con un toque, su peligro cerca del área, su capacidad para golear, su liderazgo sencillo, bien expresado en ocasión del gol de Joselu (a pase suyo), tras tres fallos previos. Llena el equipo con su actividad, su precisión y su ciencia, y acude cada día a la cita con el gol.