Bellingham, I love you
Líder en solitario. El fútbol es muy apocalíptico, sobre todo antes de rodar la bolita. En las horas previas al atractivo Girona-Real Madrid estuve en Calatayud (viernes noche) y Alameda de Osuna (hoy al mediodía). Charlas distendidas con dos centenares de madridistas entre ambas peñas. Todos mostraban un optimismo receloso ante la cita de Montilivi, con muchos reparos, muchos temores indisimulados y hasta algún vaticinio negativista que barruntaba otra caída ruidosa como en el derbi madrileño. Yo les tranquilizaba a mi manera, convencido de que el equipo de Ancelotti sabría estar a la altura de un partido de tanta alcurnia: “No olvidéis que ellos saben que se enfrentan al Madrid, con la presión añadida de defender un liderato que mantendrían en caso de victoria. No están acostumbrados a jugar desde las cumbres”. No es por ponerme medallas, pero fue la radiografía de lo acontecido. Cierto que en el primer cuarto de hora los blancos salieron con su caraja habitual, pero Herrera y Tsygankov no embocaron con todo a su favor. Si al Madrid le perdonas la vida, te funde...
El show de Jude. Ahí apareció la calidad infinita y asombrosa de nuestro ‘Británico del Año’. Bellingham, que desde que llegó está empapándose de la cultura madridista y del talento sin fecha de caducidad de sus compañeros de viaje, se sacó de la manga un pase con el exterior ‘a lo Modric’, que aprovechó Joselu para meter dentro de la portería a Gazzaniga. Jude reconoció después que lleva tres meses aprendiendo de Modric, con ese golpeo que tiene denominación de origen en las botas mágicas del croata. Ahora que le está tocando a Luka sufrir la desagradable medicina de banquillo (no juega desde el descanso del Metropolitano), me gustó que el inglés se acordase del maestro para recordar que ya es un alumno aventajado y en un año el digno heredero de un futbolista que ya es leyenda en el Bernabéu por lo que ha hecho en estos últimos 11 años. Y por si fuera poco, Jude consumó el descabello del Girona con un remate picado y con bote incluido que acabó con la trama, aprovechando una ayuda de Joselu, que le devolvió la golosina del 0-1. Esta pareja promete.
Bien Tochuameni. No soy precisamente el presidente del Club de Fans del francés, pero en Girona hizo un partidazo. Completo, con personalidad, con gol (¡el primero de su casillero!) y activándose por fin en ese juego de corte y confección para el que se le trajo por 80 millones desde Mónaco. Y no me olvido de su amigo Camavinga, que pasó con nota alta su regreso al lateral izquierdo. Ancelotti decidió cantar La Marsellesa en su once inicial y el experimento le salió de lujo. Bien por Carlo.
El mérito de Míchel. Es innegable que al profesor Carletto ganó la partida al entrenador madrileño, héroe eterno de Vallecas. Pero no debe reprocharse nada. Este Girona es un equipazo y de su mano están viviendo el mejor momento de su historia. Su problema ha sido cruzarse con el Real Madrid. Eso son palabras mayores...
Afición feliz. El liderato en solitario va por mi amigo Gabi Teletipo, que ha cumplido 47 años, por el gran Paco Ortúñez, que vio el partido con su familia en La Alberca (Salamanca) y por los madridistas de Olot (Girona), que disfrutaron de un triunfo muy especial en la tierra que les vio nacer. Este Madrid ha firmado un 5-0 de parcial tras el derbi que ya he borrado de mi memoria. A Nápoles viajarán con las pilas muy cargadas. Andiamo!